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tommy271

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"Por no hacer correcciones, el dólar hoy vale $75 y, si esto sigue así, saltará a $100 en 2020"

Vie, 29/11/2019 - 2:19pm

Por Urgente24







El economista Miguel Boggiano que "es casi inevitable que vatamos al default". En pleno debate televisivo luego del pronóstico inflacionario del titular del INDEC entrante, Marco Lavagna, promediando el 40% para 2020, el director de Carta Financiera advirtió que eso dependerá de la emisión y lo que ocurra con el tipo de cambio. "El dólar vale $75 porque es lo que vale el Contado con Liquidación (CCL), que el dólar de verdad. El otro es el dólar del cepo, que no existe", dijo.

Los dichos del presidente electo Alberto Fernández sobre su decisión de no solicitarle al FMI los US$11 mil millones restantes del préstamo stand by y del próximo titular del Indec, Marco Lavagna, sobre una inflación en torno al 40%, abrieron el juego del debate sobre la economía que viene.

El economista Miguel Boggiano advirtió que esto último, en realidad "tendrá que ver con el nivel de impresión de billetes y el valor del dólar. No es nada del otro mundo lo que estoy diciendo pero tenés que pensar que el dólar está ganando terreno. Ayer hizo máximos históricos contra el real, está cayendo el peso chileno, el peso colombiano y te marco esto porque en realidad el peso argentino se destruyó contra estas monedas, así que no es que está perdiendo competitividad contra estas monedas regioonales, pero sí tiene que ver con que hay una salida de capitales de toda la región y eso te puede empezar a generar problemas de refinanciación en un plazo no tan largo".

Respecto a su visión sobre la grave crisis económica que deja la gestión de Mauricio Macri, Boggiano explicó: "A mí me da la impresión de que Alberto tiene muy claro que la tiene muy cuesta arriba pero no sé si la sociedad lo tiene claro.

Cuando él dice que no quiere la plata del Fondo Monetario Internacional, listo; empezó el juego.

Que Lavagna diga que en 2020 vamos a tener una inflación de 40%, no es más que una expresión de deseo.

Hay que saber que con viento a favor y haciendo todo perfectamente bien, en 2023 vas a estar en el 10% de inflación".

Consultado al aire de A24 por el fuerte endeudamiento que hoy tiene la Argentina, él entiende que será un negociación muy dura y que tal vez "sea el primer país en la historia del FMI que le tenga que hacer una quita en la renegociación.

Es casi inevitable que vayamos al default. Todos los debates son cuentas mal hechas sobre cómo evitamos el default porque en lo inmediato tenés que pagar el equivalente en pesos a US$15.000 millones a los acreedores privados.

Necesitás que te presten más o vas al default. ¿Quién presta? Punto, es así. No importa el Fondo porque antes tenés que cumplir con los acreedores privados por las fechas de vencimiento".


Uno de los mayores desafíos de Fernández será, sin dudas, intentar atajar penales frente a una sociedad que espera más de lo que se podrá sin corregir absolutamente nada: "Si el 90% de la sociedad no quiere ajuste y no quiere que los gobernantes corrijan los desequilibrios económicos, el dólar va a $60.

¿Vos no querés hacer todo eso? El dólar te pasa de $20 a $60. ¡Qué lindo! No querés hacer nada (para parar eso)? Al dólar, el año que viene, lo tenés arriba de $100

¿Querés seguir haciendo nada? Lo vas a tener en $200 porque las restricciones que impone la economía no las está resolviendo ningún político.

Te digo más: el dólar vale $75 porque es lo que vale el Contado con Liquidación (CCL), que el dólar de verdad. El otro es el dólar del cepo, que no existe".

"Por no hacer correcciones, el dólar hoy vale $75 y, si esto sigue así, saltará a $100 en 2020"
 

tommy271

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Duhalde evaluó que "la situación tiene un dramatismo mucho peor que en 2002"

30 Noviembre 2019

Para el exmandatario "no alcanza con el justicialismo unido". "Hay que afrontarlo juntos, todos somos responsables de lo que ha pasado. Todos tenemos la culpa", agregó.







Eduardo Duhalde consideró este sábado que la situación del país "tiene un dramatismo mucho peor que en 2002" y, tras señalar que deben evitarse las "peleas" en el gobierno entrante, aclaró que "no alcanza con el justicialismo unido".

"En la gobernanza moderna tienen que gobernar todos. Es tan vieja la idea que se puede gobernar desde un partido político que no resiste análisis", sostuvo Duhalde luego del encuentro que mantuvo días atrás con el presidente electo, Alberto Fernández.

Según el exmandatario, en ese encuentro Fernández le dijo que "no es cierto lo que dicen los medios" sobre supuestas imposiciones de la vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, y al respecto agregó: "Se dicen muchas cosas y hay que pensar que si en el gobierno que empieza, empiezan las peleas estamos en el horno y no salimos más".

"No alcanza con el justicialismo unido. La situación tiene un dramatismo mucho peor que en el 2002. Hay que afrontarlo juntos, todos somos responsables de lo que ha pasado. Todos tenemos la culpa", agregó el exgobernador bonaerense en declaraciones a radio Milenium.

En este sentido, agregó: "Hoy estamos en el horno pero vamos a estar peor si no entendemos que esta costumbre de echarle la culpa al que se va es una reducción muy zonza. La culpa la tenemos todos. De un país maravilloso estamos haciendo un basural".


Duhalde evaluó que "la situación tiene un dramatismo mucho peor que en 2002"
 

tommy271

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Default y superávit gemelos ¿la clave del éxito económico?

01 Diciembre 2019 - 00:00

Fueron la clave macroeconómica de Néstor Kirchner para generar un proceso de crecimiento económico tras la crisis de la convertibilidad.



Andrés Asiain






Los economistas de las diversas corrientes ortodoxas o heterodoxas plantean la necesidad de una reestructuración, ante la pesada herencia de endeudamiento externo, con el acceso al crédito externo privado y de organismos internacionales prácticamente agotados, que deja Mauricio Macri a su sucesor.

Al respecto, la capacidad de obtener quitas de capital e interés o de extender los vencimientos, depende de las posiciones relativas de fuerza que tiene Argentina y sus acreedores a la hora de sentarse a negociar.
En ese sentido, algunos economistas ligados al mundo financiero, plantean una urgencia por resolver rápidamente la problemática que no se condice con la situación macroeconómica del país.

Si la situación de “default” de hecho en que se encuentra nuestra economía se formalizará, la postergación de los pagos de intereses y de capital facilitaría consolidar superávits fiscales y externos. En efecto, la proyección presupuestaria plantea un superávit primario (sin contar intereses) y el balance externo cerraría positivo en unos u$s500 millones si no se realizaran pagos de interés ni capital por las deudas. Es decir, permitiría reeditar los superávits gemelos que fueron la clave macroeconómica de Néstor Kirchner para generar un proceso de crecimiento económico tras la crisis de la convertibilidad.

Los pagos entre capital e intereses al sector privado ascienden a unos u$s36.000 millones durante 2020, de los cuáles u$s20.532 millones son vencimientos en moneda extranjera. A ello se suma vencimientos de capital e interés con organismos multilaterales, posiblemente renovables, por u$s4.242 millones y el swap chino de u$s18.000 millones (cuya renovación debe modificar una cláusula que lo ataba a la vigencia del acuerdo con el FMI).

La posibilidad de acceder a la cuota de u$s5.500 millones congelada por el FMI, más los casi u$s4.000 millones adicionales que debía desembolsar en 2020, parece descartada tras las declaraciones del futuro presidente. Los posibles condicionamientos a la política económica que suele imponer el FMI, contrarios a las bases económicas del proyecto político que lidera Alberto Fernández, parecen haber pesado más que la urgencia de dólares para posponer unos meses la declaración formal de un default, ya existente en los hechos.

Respecto a la deuda de corto plazo concentrada en LETEs, LECAPs y LELINKs, implican pagos por capital e intereses por u$s18.588 millones en 2020, con el 50% de los vencimientos concentrados en el primer trimestre. Por eso, un nuevo reperfilamiento aparece como necesario, si se decide avanzar en una estrategia de restructuración paso a paso.

Dentro de los vencimientos de 2020, el peso de los bonos bajo legislación extranjera es mayoritario, permitiendo una restructuración de fácil implementación - como quedó de manifiesto con el reciente reperfilamiento-. En el caso de los títulos bajo ley extranjera, las Cláusulas de Acción Colectiva facilitan llegar a acuerdos sin la exigencia de tener que contar con el beneplácito del 100% de los acreedores, a diferencia de las reestructuraciones hechas anteriormente. Sin embargo, hay que tener un trato especial con aquellos emitidos durante los canjes 2005 y 2010 (par y discount), evitando que la postergación de su pago pueda implicar una judicialización que tire atrás las quitas obtenidas en dicho momento.

Por otro lado, los precios actuales de los títulos de deuda argentina brindan posibilidades de recompra, especialmente los bonos que tienen pagos de capital en el corto plazo y cotizan entre el 45 y 56% de paridad. A través de organismos públicos podrían realizarse compras de títulos como Bonar 20 y Bonar 24 que vencen en un plazo cercano y cotizan muy por debajo de su valor nominal, implicando un importante ahorro fiscal y de divisas hacia el futuro.


(*) Director del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz


Default y superávit gemelos ¿la clave del éxito económico?
 

tommy271

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Mientras la atención se concentra en quién será el ministro de Economía, el presidente electo va presentando los lineamientos de su política económica

Las claves de la economía de Alberto Fernández


Los objetivos ya fueron expuestos: recuperar el ingreso y el consumo popular, aliviar la carga de intereses y capital de la deuda, mejorar la situación fiscal, bajar la tasa de interés, desdolarizar las tarifas de los servicios públicos y una concertación de precios y salarios. Cuál debería ser el rol de los economistas en el nuevo gobierno. La pesada herencia del macrismo.

Por Alfredo Zaiat







Mientras la histeria mediática, de analistas y de hombres de negocios se expone sin pudor con la especulación acerca de quién será el ministro de Economía, Alberto Fernández no ha dejado de fijar posición en cómo quiere organizar las cuestiones básicas de la economía. Esa desesperación por conocer el nombre del futuro titular del Palacio de Hacienda es una deformación sobre cuál es el lugar que deben ocupar los economistas en el espacio de la gestión pública. No son, y ya lo demostraron en más de una ocasión, personas especiales ni con cualidades diferentes respecto del resto de los miembros de un gabinete nacional.

En esta instancia, con la inmensa crisis que deja el macrismo, la cuestión principal reside en conocer cuál es la orientación política en el área económica que fijará el habitante más importante de la Casa Rosada. La decisión subsidiaria que le corresponde a Alberto Fernández es elegir a la persona que pueda dar respuesta fiel a su proyecto político, cuyo modelo económico es base para su consolidación. Todos quienes siguen siendo mencionados como candidatos, ya descartado Guillermo Nielsen, responden a esa condición.

La incertidumbre que reina entre financistas y empresarios, de acuerdo a lo que se transmite en insistentes crónicas en los medios, apunta, más que a conocer el plan económico, a condicionar al próximo gobierno. Más que incertidumbre deberían sentir alivio de que está por culminar un ciclo económico neoliberal que ha provocado una licuación del valor patrimonial de sus empresas, además de acumular tres de los últimos cuatro años en recesión.

Las claves de la economía de Alberto Fernández, según las iniciativas que él ha expuesto, deberían entusiasmar a la mayoría del establishment, porque les aseguran recomponer la tasa de ganancia a partir de la recuperación de la economía impulsada por la actividad del mercado interno.


Medidas


Pese a lo mucho que se ha escrito y hablado, Alberto Fernández, ya como presidente electo y no en tono de campaña, ha dado a conocer varias medidas y definiciones centrales de cuáles son sus objetivos en el área económica y de cómo conseguirlos:

* Mejorar el ingreso real de trabajadores, jubilados y titulares de AUH. Mencionó la posibilidad de un inmediato aumento extraordinario del 20 por ciento para los ingresos más bajos. Una alternativa es la de disponer un aumento de suma fija no remunerativa por decreto, como lo aplicó en su momento Eduardo Duhalde y luego continúo Néstor Kirchner, quien posteriormente fortaleció las negociaciones paritarias a partir de un piso más elevado para los asalariados.

* Alentar de ese modo el consumo popular y, con ese impulso, reiniciar un ciclo de crecimiento de la economía.

* También prometió que los jubilados tendrán acceso gratuito a medicamentos.

* Avanzar en una concertación de precios y salarios, para frenar la inercia inflacionaria
y emprender una dinámica de desindexación de las principales variables. Para ello propone la creación de un Consejo Económico y Social.

* Bajar fuerte la tasa de interés para aliviar la carga financiera de las empresas, al tiempo de favorecer el crédito productivo.

* Recuperar y fortalecer la industria después de cuatro años de destrucción de ese vital entramado productivo.

* Reducir el desequilibrio de las cuentas públicas.

* Para mejorar los ingresos fiscales
planteó la necesidad de aplicar retenciones al complejo agroexoportador, excluyendo a las economías regionales y a la industria.

* También mencionó que los sectores de más altos ingresos deben hacer un aporte mayor en términos impositivos (alza de las alícuotas de Bienes Personales).

* Afirmó que no habrá una reforma laboral general,
sino que se impulsarán actualizaciones de los contratos de trabajo por sector.

* Desdolarizar las tarifas de los servicios públicos, que implicará un alivio para hogares y pequeñas y medianas industrias y comercios. A la vez, ofrece un régimen especial al sector de hidrocarburos, concentrado en los proyectos de Vaca Muerta.

* Con respecto a la pesada herencia de la deuda fue tajante: existe un default encubierto. Se comprometió a pagar la deuda, pero antes propone crecer para generar recursos suficientes para cumplir con los compromisos. Para avanzar en esa secuencia impulsará una renegociación de los vencimientos de capital e intereses con los acreedores privados.

* Esto implica necesariamente la postergación en el pago de capital e intereses de dos a tres años, como recomienda el economista Martín Guzmán, colaborador del premio Nobel Joseph Stiglitz y candidato a manejar el área de Finanzas del gobierno de Alberto Fernández.

* Adelantó además que no pedirá el saldo del megacrédito del FMI entregado al gobierno de Macri, y que buscará la refinanciación de los vencimientos de ese préstamo. O sea, que no habrá un acuerdo inmediato con el Fondo, esquivando así condicionalidades en las políticas fiscal y monetaria, además de las exigencias de reformas regresivas.

Para un presidente electo que todavía no está al frente de la gestión diaria de gobierno son definiciones más que contundentes para dar cuenta de cuál será la orientación en materia económica. ¿El nombre del ministro de Economía es importante? Sí, lo es, pero para saber si será la persona con fortaleza política y cualidades técnicas adecuadas para cumplir con esas directrices.


Rumbo


Analistas del establishment y reportes de bancos internacionales enfatizan que existe mucha incertidumbre acerca del rumbo económico de Alberto Fernández. Lo dicen porque no lo leen ni lo escuchan o porque es la forma que tienen de ejercer presión para defender intereses sectoriales, en especial los del sector financiero local e internacional.

Pretender que sin haber asumido presente el plan económico integral es un absurdo; sólo serviría para que los especuladores se lancen a hacer su juego al conocer cuáles serían cada una de las medidas específicas de un programa económico.

Antecedentes de otros planes económicos muestran que el factor sorpresa y la inmediata ejecución de las medidas no pueden ser rifadas por la ansiedad mediática y, mucho menos, por la actuación de los lobbies. El Plan Austral, durante el alfonsinismo, o la Convertibilidad, en el menemismo, no fueron presentados previamente para el debate público. No existe un escenario similar para el lanzamiento de un programa económico tan radical como aquellos, pero está claro que habrá un imprescindible cambio de rumbo.

El mensaje y la orientación económica de Fernández son muy transparentes. Hasta brindó la definición que puede ser considerada como la más importante respecto a la concepción que tiene de la gestión de la economía, y la entregó en el primer debate presidencial: "no soy un dogmático. Van a ver en mí decisiones heterodoxas, otras tal vez ortodoxas, lo que no van a ver nunca que haga son cosas contra los que producen y trabajan".

Es una estrategia política que se reconoce en Néstor Kirchner. El caso Redrado es una interesante referencia para comprender ese estilo de funcionamiento político en el área económica. En una de las pocas apariciones en la televisión, Kirchner participó en el programa 6,7 y 8, en enero de 2010, y ante la interpelación de las razones de haber puesto al frente del Banco Central a un economista cercano al establishment, respondió que en un escenario de renegociación de la deuda "no iba a poner al Flaco Kunkel". Es el ejemplo de pragmatismo con el que se identifica Fernández.

Redrado cumplió con esa tarea hasta convalidar el pago total del crédito al FMI con reservas, pero cuando se sublevó ante la decisión política de Cristina Fernández de Kirchner de pagar con reservas deuda con acreedores privados fue lógicamente desplazado del cargo. No lo fue por ser un representante de la ortodoxia y del mundo de las finanzas, sino por haber desafiado al poder político de entonces, que fijaba la orientación y la estrategia económica.

Cuando economistas que ocupan cargos relevantes en la estructura de gobierno pretenden ser líberos o rebeldes se convierten en factores perturbadores de la estabilidad, tanto económica como política. Su origen ideológico es importante, pero más lo es si son funcionales para ejecutar el plan definido en la esfera política.


Alquiler


El poder económico se siente más cómodo cuando la Casa Rosada alquila el manejo de la economía al mundo empresario y de las finanzas. Así fue, con resultados desastrosos, cuando transitaron los equipos liderados por un delegado de la Fundación Mediterránea (Domingo Cavallo), por los ortodoxos del CEMA (Roque Fernández), por los liberales de FIEL (Ricardo López Murphy), por economistas de un grupo económico (Miguel Ángel Roig y Néstor Rapanelli, de Bunge & Born), y por un miembro de la Sociedad Rural y director de Acindar (José Alfredo Martínez de Hoz). El macrismo entregó el manejo de la economía a ex ejecutivos de las finanzas locales e internacionales (Alfonso Prat Gay, Luis Caputo y Nicolás Dujovne).

Las crisis económicas brindan al establishment la oportunidad de ofrecer su elenco de economistas para "colaborar" con los gobiernos. La idea de que los economistas son profesionales bendecidos con un don especial para atender casi todos los problemas de la sociedad es uno de los desvaríos más notables.

Ese disparate alcanzó el clímax con el gobierno de la Alianza 1999-2001, que integró su gabinete con seis economistas: José Luis Machinea (Economía), Juan José Llach (Educación), Ricardo López Murphy (Defensa), Adalberto Rodríguez Giavarini (Cancillería), Chrystian Colombo (Jefe de Gabinete) y Fernando de Santibáñez (Side). Cargos claves de la administración en manos de economistas, para depositar su suerte final en manos de otro: Domingo Felipe Cavallo. El saldo de esa experiencia fue una catástrofe económica, social y política.

Durante el ciclo de gobiernos kirchneristas, en cambio, los economistas estuvieron al servicio de los objetivos económicos definidos en la esfera política; cuando se opusieron a esa lógica fueron desplazados.

Con el macrismo regresó la preeminencia de economistas, a lo que se le agregó una elevada cuota de descoordinación, originado en internas y batallas de egos, lo que tuvo como consecuencia una elevada inestabilidad económica.

Cuando eran jóvenes economistas, quienes hoy están muy cerca de Alberto Fernández, Matías Kulfas, Cecilia Todesca, Martín Abeles, tuvieron una efímera experiencia editorial ("Epoca. Revista argentina de economía política", diciembre 1999), y en ese espacio se rebelan a la lógica de la ortodoxia y a ese lugar que el establishment asigna a los economistas.

En la carta de presentación de esa publicación, esos economistas escribieron que la "oposición entre la visión de largo plazo de la ‘elite’ esclarecida y las pulsiones de corto plazo del pueblo o de sus representantes, es típica del pensamiento reaccionario de todos los tiempos y de todos los países. Uno de los rasgos en que se expresan –y que ha contribuido a hacer posible– las transformaciones sociales, políticas y económicas experimentadas en la Argentina de los ’90 es la consolidación de la figura del economista rey. Se trata de la preeminencia de un discurso que establece qué es lo que se puede y qué no se puede hacer en materia de política económica". Para sentenciar que, en definitiva, se trata de un discurso acerca de lo económico pretendidamente técnico, pero eminentemente político e ideológico.

Esta es la concepción política y económica de los economistas más cercanos a Alberto Fernández. No es un misterio, sabiendo el origen de ellos, qué es lo que piensan y lo que han escrito en estos años y las posiciones ya expresadas por Alberto Fernández, cuál será el papel que cumplirá cada uno y cómo se distribuirán las responsabilidades. Y, fundamentalmente, cuál será la orientación de la estrategia económica y que estarán a su servicio.



Práctica


A partir del 10 de diciembre empezará la compleja tarea de llevar a la práctica los lineamientos económicos expuestos por Alberto Fernández. Las resistencias que tendrá ya se empezaron a manifestar. Desde representantes del negocio agropecuario, que amenazaron con movilizaciones por el tema retenciones, hasta grupos financieros, que están presionando por diferentes frentes para conseguir una reestructuración liviana de la deuda.

El gobierno que se va, acompañado por el mundo de la ortodoxia y el establishment, ha comenzado la tarea de ocultar la pesada herencia de la economía macrista. La estrategia es obvia: aspiran a cargar toda la responsabilidad en la administración Fernández de las previsibles complicaciones que habrá en los próximos meses.

Por eso mismo, Alberto Fernández y su equipo de economistas no deberían pecar de ingenuos y precisar en detalle el pésimo cuadro de situación que recibirán del gobierno de Macri.

Se enfrentarán a fuertes restricciones fiscales, un Banco Central con un patrimonio devastado, un stock de deuda impagable, el FMI de regreso auditando la economía local, el entramado productivo y laboral debilitado, tarifas de servicios públicos dolarizadas, demandas de sectores muy castigados (docentes, científicos, empleados estatales) y un sistema cambiario desquiciado.

El ministro de Economía será anunciado en los próximos días.
Pero los lineamientos económicos del nuevo gobierno ya están expuestos para comenzar la compleja tarea de la reconstrucción de la economía luego de los cuatro años de noche macrista.



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tommy271

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Quién es Martín Guzmán, la figura que suena para conducir la renegociación de la deuda

El economista argentino que colabora con un Premio Nobel de Economía hizo una presentación en Naciones Unidas sobre un tema clave para la Argentina. Acaparó todas las miradas, en especial la de del futuro presidente Alberto Fernández

Por BAE Negocios



Martín Guzmán llamó la atención de todos en los últimos días, en especial de Alberto Fernández, porque se enfocó en un tema sensible para el próximo presidente de los argentinos: la renegociación de la deuda soberana en manos de acreedores privados. El economista, cuyo nombre suena para unirse como secretario de Finanzas del gobierno entrante, colabora nada menos que con el estadounidense Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001.


Su nombre ya era reconocido en el ámbito académico, pero en los últimos días realizó una presentación en Naciones Unidas que hizo girar hacia él las miradas de los inversores que tienen deuda argentina y que esperan novedades por parte del nuevo gobierno.

Guzmán propuso postergar por dos años el pago de intereses de la deuda soberana, mediante un acuerdo con acreedores y también estirar los plazos de pago para el capital de esos compromisos.
La idea de Guzmán también incluye llegar a un acuerdo lo más pronto posible con los acreedores privados y despejar de este modo la incertidumbre que envuelve a la deuda argentina.

Guzmán también propuso no tomar nueva deuda del Fondo Monetario Internacional (FMI). En este sentido, Alberto Fernández ha dejado entrever en los últimos días que desistirá del tramo pendiente de 5.400 millones de dólares y de los futuros desembolsos del organismo que dirige Kristalina Georgieva.

Su influencia en las decisiones que pueda tomar el próximo gobierno puede notarse en su recomendación de rechazar los desembolsos del FMI. Hace un mes, en una entrevista en el programa Siempre es hoy, afirmó que "básicamente la Argentina tiene que lograr no tener que afrontar pagos de deuda, ni de la parte que se llama el capital ni de los intereses en el 2020, tampoco en el 2021 y posiblemente en el 2022. No es utópico, requiere hay que hacer un reperfilamiento de la deuda elaborado, o sea cambiar el perfil que se tiene de la deuda ahora, pero no hay que hacer algo que sea simplemente patear los vencimientos del capital. Hay que hacer algo también con los intereses. El punto es que cada dólar que se pague de deuda es más recesión para Argentina. Y ya estamos en una recesión, una recesión que dura dos años".

Después de afirmar que el país no entró en default por el préstamo del FMI, explicó que "el gobierno de Alberto Fernandez tiene un conjunto de cartas que son muy entendibles, muy razonables, para presentarse ante los acreedores". Y se preguntó: "¿Queremos un país que siga siendo rehén de los mercados financieros internacionales y que siga estando condicionado por las políticas del fondo monetario internacional o queremos tener un proyecto propio, un proyecto nacional, popular por supuesto también, pero que sea consistente? Si uno responde quiero un proyecto propio, tiene que tomar la decisión política de qué hacer con el FMI. Si vos me preguntas a mí qué proyecto de país quiero, yo quiero ese, el proyecto propio, el nacional, y eso me dice a mí que no quiero aceptar más dinero del FMI. Ese desembolso que está por llegar, yo no lo quiero. Durante un año y medio hemos estado criticando a la administración Macri por haber acudido al Fondo. Ahora yo me pregunto, nosotros pensamos hacer una política de deuda cuyo éxito dependa de que el fondo nos apoye. Y qué implica que el fondo nos apoye, qué condicionalidades vienen a cambio de eso. Yo quiero salir de ahí".

Esta semana, en una entrevista con Alejandro Dolina y Patricio Barton en "El horno está para bollos", adelantó que no le pedirá al FMI los US$11.000 millones restantes del megacrédito (creo que no es la palabra que usamos). "Me parece que la primera regla que tenemos que tener nosotros es dejar de pedir dinero", remarcó. Y agregó: "¿Tengo un problemón y voy a pedir 11.000 millones más? Yo lo que quiero es dejar de pedir y que me dejen pagar".

Quién es Martín Guzmán, la figura que suena para conducir la renegociación de la deuda
 

tommy271

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¿Cuánto crecerá Argentina (y el dólar) en 2020?

02 Diciembre 2019 - 00:00


Alejandro Tagliavini






La actividad cayó 2,1% i.a. en septiembre, según el EMAE del Indec. Así, en 2019 un 3% habrá caído el PBI que bajará 5,2% en la era Macri y, considerando el crecimiento poblacional, el PBI per cápita será menor en casi 10%. Y la caída continúa. Según el IGA-OJF, el nivel general de actividad cayó 3% i.a. en octubre.

La intermediación financiera tuvo el bajón mayor (-14,6%) pero los bancos ganaron 116% más en términos reales. Gracias a la supertasa de las Leliq, soportaron una caída de los créditos de hasta 45% mostrando que no vale producir, sino “bicicletear”.

Lacunza -mostrando que los políticos, al fin, son una unida corporación- dijo que la deuda no es ni de los kirchneristas ni de los macristas, sino del país, es decir, los ciudadanos somos los culpables cuando gran parte fue a la “bicicleta financiera” del Gobierno.

Según Federico Sturzenegger, “la crisis no fue por la herencia, sino por las políticas aplicadas” y “recibimos un bajo nivel de endeudamiento de 40% del PBI”, pero Macri logró superar el 127%, según datos del IIF.

Sana actitud, en principio, la de Alberto Fernández de no aceptarle al -estatal y, por ende, estatizante- FMI los u$s11.000 M que restan. “Es como un tipo… borracho. La solución no es seguir tomando (sino) dejar de tomar”, dijo. Habrá que ver cómo los compensa, porque si es a costa de subir impuestos, no pagar deuda contraída o inflación volvemos atrás.

Gracias al cepo, el BCRA es el único comprador de divisas y en noviembre embolsó más de u$s2.000 M que, en su mayoría, provienen de las cerealeras que venden anticipándose la suba de retenciones -fueron 810 M los liquidados en noviembre de 2018, año de sequía- si hasta venden granos aún no cosechados, lo que se descontará del cálculo del PBI de 2020. Así, el BCRA sostiene la “calma cambiaria” y las reservas ya superan los u$s43.736 M.

Como consecuencia de un dólar artificialmente abaratado, cae la producción -la exportación y el consumo interno volcado a dólares -ergo la demanda de pesos, es decir, sube la inflación que, el futuro titular del INDEC, estimó para 2020 en 40%. Insólito, es adivino, como cuando la consultora a la que está ligado, a fines de 2017, anunciaba que en 2018 se superaría la “maldición de los años pares” ya que el PBI crecería 2,5%... y la pegó, fue del 2,5%... pero negativo.

Es imposible conocer la inflación de 2020 y, por tanto, como consecuencia directa, el precio del dólar, hasta ver las políticas del nuevo Gobierno que, por cierto, podría -si quisiera- permitir un crecimiento inmediato de la economía con sólo aceptar medidas razonables.

Lo que sí vemos es la tendencia actual. Para cerrar el financiamiento del año, el Tesoro recibió $20.000 M, como de adelanto transitorio, del BCRA, según surge de la evolución diaria de la base monetaria con datos del jueves 21. Adelanto incluido en los 400.000 autorizados por el DNU 740 de los cuales se estima utilizarán, en lo que resta de 2019, unos $200.000 M. Esto en un contexto de demanda de dinero -como correlato de la caída en la actividad- en mínimos de los últimos 18 años.

La pregunta entre burócratas y políticos es cuál sería la emisión coherente con esta demanda de dinero. Y la respuesta sólo la tiene el mercado en tiempo real, de aquí que la inflación sea un fenómeno inevitable en toda moneda manejada por burócratas que responden a políticos y no al mercado.

Un indicador es la brecha cambiaria -entre al blue y el oficial ronda el 10%- porque son pesos que “sobran” volcados a la divisa. Y, por cierto, inciden directamente en el IPC. Según Elypsis, 45,9% de las Pymes considera que el blue incide en sus costos y, por tanto, el 41,7% lo traslada a precios.

Otro índice, por caso, es lo que ocurre con la emisión de Obligaciones Negociables (ON). El Banco Galicia y el Ciudad las emitieron a tasa variable de Badlar +4% y Badlar + 12,876% respectivamente y fueron sobre suscriptas por fondos comunes, a falta de activos en pesos. Y en los próximos días podrían sumarse más emisiones. A los bancos les conviene porque emitir una ON supone un encaje menor que tomar un plazo fijo.

Es decir, la presión y la tendencia actual tanto inflacionaria como de caída del PBI es clara y, por tanto, la suba de los precios incluido el dólar que, por el contrario, debería debilitarse en el mundo, aunque también todas las monedas “fuertes” dada la creciente incertidumbre global.

El PBI de EE.UU. creció 2,1% entre julio y septiembre, pero, aunque se esperaba 1,9%, en la comparación i.a., la economía se desaceleró ocho décimas. Entretanto, si bien el crecimiento global se mantiene en un razonable 3% anual, se desacelera y hasta el BC Europeo y la Fed empiezan a advertir que las bajas tasas deforman los mercados. Unos u$s19 B de deuda global con grado de inversión, un tercio del total, ya tienen rendimientos negativos.

Por la sobreabundancia de dinero, los índices bursátiles tocan récords y los precios de las acciones son altos con relación a los dividendos. Además, a nivel global, en 2019 ya se vendieron el récord de u$s24,3 B en bonos corporativos: un problema si las ganancias empresariales no resultan tan buenas.

(*) Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.

¿Cuánto crecerá Argentina (y el dólar) en 2020?
 

tommy271

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BCRA: la mitad de la emisión de dinero está vinculada a la compra de divisas

02 Diciembre 2019 - 00:00

La otra cara de la acumulación de reservas es una lluvia de pesos en el mercado. En paralelo, los depósitos privados en pesos casi ni crecen. Mientras que la sangría de los argendólares menguó fuerte.



Jorge Herrera


Aún restando computar las últimas tres jornadas de noviembre la expansión de la base monetaria muestra un aumento de casi 17%. Es que según los datos oficiales el BCRA ya convalidó una emisión de dinero por $276.337 millones, llevando el stock total a $1,663 billones.

Al buscar “responsables” de esta emisión vale señalar que el 47% de la inyección de pesos corresponde a la compra neta de divisas por parte del BCRA. Sin embargo, en este lapso, el ente monetario apenas logró recomponer su posición de reservas netas. Dado que si bien le compró al sector privado u$s2.175 millones, el stock total sólo subió u$s478 millones, a u$s43.739 millones.

Ocurre que simultáneamente hasta el 26 del mes pasado el BCRA registró pérdida de reservas por pagos a Organismos Internacionales por u$s608 millones, más otros u$s742 millones por pagos de deuda del Tesoro. Además el drenaje, si bien mucho menor, de los argendólares (depósitos privados en dólares) implicó una caída de reservas por u$s252 millones vía el efectivo mínimo depositado en el BCRA más otros u$s94 millones por conceptos varios. De modo que el BCRA solo pudo mantener el 22% de los dólares comprados en el mercado cambiario.

El resto de la emisión de pesos está vinculada en un 32,2% con la cancelación de Pases ($62.295 millones) y de Leliq ($26.749 millones); un 15,7% con el pago, precisamente, de intereses de Pases y Leliq; más otro 14,5% por Adelantos Transitorios a la Tesorería ($40.000 millones).

Por lo tanto, en resumen hubo un 47% por compra de dólares, otro casi 48% por cancelación de deuda del BCRA y pago de intereses y cerca de 15% de asistencia al Tesoro, lo que fue apenas compensado por Otras Operaciones con el Sector Público que implicaron una absorción de $25.288 millones (más de un 9% de la expansión total).

Semanas atrás este diario había advertido sobre la aceleración en el ritmo de acción de la “maquinita” de emitir, donde sólo en la primera quincena la base se había expandido en un 13%.

Todo ello en medio de declaraciones de representantes del próximo Gobierno sobre el espacio que había para emitir sin peligro de efecto inflacionario y estimando todo lo que le resta emitir al Tesoro para cerrar el año. Se sabe que en la última parte del año. Porque se sabe que la mayor parte del déficit fiscal del año se da en la última parte de este (pago de sueldos y aguinaldos y demás gastos corrientes). O sea, entre las necesidades de financiamiento del Tesoro y las necesidades de liquidez del sector privado, a nadie iba a agarrar por sorpresa que el BCRA se aprestara a una fuerte expansión.

Ahora bien, también vale señalar que la expansión de base está vinculada con un aumento de los encajes bancarios ante una nueva normativa. Esto es lo que crece, más de 37% en el mes. Porque la circulación monetaria, es decir, los billetes y monedas en poder del público y de los bancos apenas crece 0,4%. O sea, sigue la caída de la demanda real de dinero por parte del sector privado.

BCRA: la mitad de la emisión de dinero está vinculada a la compra de divisas
 

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