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tommy271

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Confirmado: Miguel Ángel Pesce presidirá el Banco Central

01 Diciembre 2019

El economista será el nuevo titular del Banco Central de la República Argentina, según adelantaron desde el entorno de Alberto Fernández. Fue vicepresidente de la entidad y tiene una larga experiencia en la gestión pública


Liliana Franco








Miguel Ángel Pesce será el nuevo titular del Banco Central de la República Argentina, según adelantó a Ámbito una alta fuente del entorno de Alberto Fernández.

Se trata de un economista, egresado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, con una larga experiencia en la gestión pública. Particularmente en materia financiera ya que se desempeñó como vicepresidente de la más alta autoridad monetaria durante más de una década e inclusive llegó a presidir interinamente el BCRA.

Quienes conocen a Pesce señalan que se trata de un profesional con pensamiento heterodoxo. Reflexivo, se lo considera un hombre con buenos vínculos tanto con la banca como con las finanzas internacionales.

No son pocos los desafíos que enfrentará el futuro conductor de la política monetaria. El presidente electo Alberto Fernández ha señalado que es necesario bajar la tasa de interés para poner en funcionamiento la economía. En tal sentido, se anticipa que Pesce cuenta con la capacidad técnica para compatibilizar este objetivo con la regulación monetaria.

Todo indica que con la implementación del cepo –que seguramente continuará– el Banco Central llevará adelante una política de expansión monetaria. Por otra parte, el gobierno saliente también allanó el camino al firmar una autorización para que el BCRA financie al Tesoro por 400 mil millones de pesos.

No obstante, la concentración de vencimientos de la deuda externa, la limitada disposición de reservas y la ausencia de crédito internacional imponen un contexto difícil para las nuevas autoridades. A modo de referencia, en los próximos meses los vencimientos en divisas suman 15.000 millones de dólares, es decir una cifra superior a las reservas de libre disponibilidad.

Para colmo de males, las monedas se han devaluado en la región agravando los problemas externos. En este sentido, algunos estudios privados ya comienzan a manifestar preocupación por el nivel del tipo de cambio real y no se descarta que, para contener la salida de divisas, se adopten nuevas medidas como un impuesto al turismo en el exterior.


Antecedentes


Políticamente vinculado a la Unión Cívica Radical, dentro del grupo denominado radicales K, es decir quienes apoyan al kirchnerismo, Pesce asumió la vicepresidencia del Banco Central el 24 de septiembre de 2004, cargo que mantuvo hasta el 12 de diciembre de 2015, es decir hasta el final del mandato de Cristina Fernández de Kirchner. De esta forma, acompañó a cuatro presidentes de la entidad, sucesivamente: Martín Redrado, Mercedes Marcó del Pont, Juan Carlos Fábrega y Alejandro Vanoli.

Ocupó interinamente la presidencia del Banco Central entre el 29 de enero y el 3 de febrero de 2010, tras la destitución de Redrado, a raíz del conflicto suscitado por la implementación del Fondo del Bicentenario. En aquel momento Redrado se enfrentó con la presidente Fernández de Kirchner cuando este economista se opuso a la utilización de las reservas de la entidad para pagar la deuda externa. Posteriormente, Pesce fue procesado junto con Cristina y otros funcionarios por la causa de la venta de dólar futuro.

Además de su paso por el BCRA, Pesce fue Síndico General de la Nación, secretario de Hacienda y Finanzas de las Ciudad de Buenos Aires y actualmente preside el Banco de la Provincia de Tierra del Fuego.

Confirmado: Miguel Ángel Pesce presidirá el Banco Central
 

tommy271

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En el mercado financiero creen que la reestructuración de la deuda será más agresiva con los bonos bajo ley local

Son títulos que se emitieron por resolución y no tienen riesgo de litigiosidad. Apuntan a aliviar vencimientos para ganar tiempo en la negociación con los grandes fondos de inversión extranjeros

Por Virginia Porcella

2 de diciembre de 2019








Desde que Alberto Fernández anticipó la semana pasada que no buscará recibir los u$s 11.000 millones previstos en el acuerdo con el FMI, hoy en suspenso, el mercado confirmó la sospecha de que la renegociación de la deuda será más agresiva que lo insinuado inicialmente por el propio presidente electo. Los precios de los bonos argentinos, con paridades por debajo de 40%, así lo reflejan. Pero los valores de los títulos reflejan típicamente otro riesgo implícito, según se trate de deuda emitida bajo legislación nacional o extranjera.

Percibidos como activos de menor calidad por estar sujetos a jurisdicción local, los bonos bajo ley argentina llegaron a tener un diferencial de precio de hasta 800 puntos básicos respecto de aquellos amparados por ley internacional. Ese castigo se verá, en la próxima reestructuración de la deuda, claramente fundamentado. Al menos ése es el mensaje que están recibiendo los hombres del mercado que tuvieron en los últimos días la oportunidad de sentarse con interlocutores abocados a la cuestión económica del gobierno próximo a asumir: la reestructuración de la deuda será más dura que lo sugerido en un principio, apuntará a obtener un plazo mínimo de gracia de 2 años (aunque no se descarta ir por más) y el mayor peso recaerá sobre la deuda regida por la legislación nacional.

La diferencia en el tratamiento, seguramente expresada en la combinación de plazos, quitas de capital y/o recortes a los intereses, tiene un fundamento evidente: la mayor parte de los bonos bajo ley local fueron emitidos mediante una resolución administrativa, como el AO20 o el AY24, con lo cual están a tiro de decreto o, incluso, de otra simple resolución que modifique sus condiciones originales. Es decir, prácticamente no hay riesgo de litigiosidad ni, mucho menos, de conflictos con fondos buitres.

La estrategia descomprimiría notablemente los pagos agendados para la primera parte 2020 ya que hasta abril, los vencimientos quedarían cubiertos por el nivel de reservas. Y, en mayo, los mayores vencimientos de capital e intereses se corresponden precisamente con bonos de legislación nacional, por unos u$s 1.400 millones, exceptuando Letes. En rigor, el vencimiento más voluminoso es con el Club de París por u$s 1.900, pero de incumplimiento inimaginable. Paradojas del destino: se trata del último pago acordado por el ex ministro de Economía e inminente gobernador bonaerense Axel Kicillof.

A partir de junio empiezan a caer los vencimientos de títulos bajo legislación extranjera pero, idealmente, para esa fecha la negociación se habrá encaminado o los ahorros logrados en el tramo local permitirían, eventualmente, evitar el default. El punto es que cualquier negociación que implique quitas difícilmente pueda cerrarse en menos de seis meses, por lo cual la diferenciación por jurisdicción es un atajo para ganar tiempo.

De viaje en Londres, a pesar de que su futura injerencia en la renegociación de la deuda perdió fuerza, el ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen mantuvo la semana pasada contactos con acreedores pero no fue el único. También el dúo integrado por Matías Kulfas y Cecila Todesca empezó a tallar en la discusión con contacto directo con representantes de bancos.

Lo propio hizo con inversores el asesor estrella en la materia, Martín Guzmán, a quien se le asignan cada vez más posibilidades de ser el próximo negociador de la deuda –tal vez en tándem con Kulfas como ministro de Economía. De estos encuentros, los inversores habrían salido con algunas inquietudes, no sólo por los lineamientos esbozados ante ellos sino por la propia figura de Guzmán: más allá de su solidez técnica, que no cuestionan, les llama la atención que sea alguien sin experiencia en el sector público (o incluso privado, fuera del ámbito académico) quien lleve adelante una negociación de tal envergadura. Y también les preocupa su falta de equipo propio. De hecho, lo definen como “un llanero solitario”.


Discriminación de bonos, no de acreedores


Si bien hasta la semana pasada los inversores no habían recibido ningún indicio concreto de un abordaje diferenciado, la sospecha los orienta desde hace meses. El consenso de todos los analistas y asesores en finanzas es hoy rotar las carteras de bonos ley local a títulos ley internacional. Y el spread entre ambos volvió en los últimos días a sus niveles máximos.

La discriminación de la deuda en manos privadas según legislación no implica una discriminación lineal entre acreedores, locales o extranjeros. Aunque sí afecta a organismos como la ANSES, que sólo posee títulos de legislación local, muchos grandes fondos de inversión como Templeton o Blackrock sumaron a sus carteras bonos argentinos de todas las especies hasta hace menos de dos años.

Pero la estrategia sentará un precedente que, a futuro, dificultará enormemente la posibilidad de financiamiento con jurisdicción nacional. Sólo quedaría abierta, eventualmente, la posibilidad de someterse en adelante a la legislación extranjera.


En el mercado financiero creen que la reestructuración de la deuda será más agresiva con los bonos bajo ley local
 

tommy271

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"Habrá que hacer una quita de capital en la deuda"


El gobierno de Alberto Fernández deberá renegociar vencimientos con organismos y bonistas privados. Urge tener un plan económico con disciplina fiscal, sostiene José Siaba Serrate. Un acuerdo reabriría el crédito externo. El riesgo de quedar en el limbo.






  • Los márgenes para operar son estrechos en el terreno económico y, más temprano que tarde, el gobierno de Alberto Fernández tendrá que sentarse a renegociar la deuda externa. Es uno de los puntos que están marcados en rojo en la agenda. En 2020 los vencimientos ascienden a u$s 35.000 millones, entre organismos y bonistas privados, y en toda la gestión la suma a cancelar asciende a más de u$s 127.000 millones.

    La pregunta a esta altura es qué tipo de ingeniería diseñar para salir del ahogo financiero y qué propuesta presentar ante los acreedores para que, finalmente, se pueda rubricar un acuerdo lo más amistoso posible. Todo se puede negociar, menos el esfuerzo fiscal, considera el economista José Siaba Serrate, principalmente en el mano a mano con el Fondo Monetario Internacional.

    -¿Qué opina de la decisión de Alberto Fernández, próximo presidente de la Nación, de no pedirle al FMI lo que resta por desembolsarse del crédito puente?

    -Es razonable para encarar una negociación si, además de eso, hay otros elementos que también deberían formar parte de eso. Y esto incluye también una postura razonable en materia de resultados fiscales, superávit primario.

    -¿Hay que sentarse a negociar con el plan económico en la mano?

    -Un plan, si lo queremos llamar así. Que tenga un componente fiscal y que se ponga arriba de la mesa de negociación, y donde Argentina diga: yo puedo pagar esto. Ahí tiene que haber un esfuerzo fiscal como para sentarse y decir, no voy a tomar prestado para pagarte a vos. Si esa parte no está y, según las declaraciones que se conocen de Alberto son "acá ya no hay más margen para ajustar", entonces simplemente lo que quiere decir es que se van a basar en hacer una quita más grande.

    -Para el FMI el eje fiscal es clave.

    -Es clave para la viabilidad de la deuda. Cuando se analiza la sustentabilidad, no sólo se mira la deuda, se mira los elementos de un plan económico y de un planeamiento que dicen que en los próximos cinco o seis años vamos a crecer, que el tipo de cambio real se va a mover de determinada manera, que el ahorro que va a quedar en el sector público para pagar tendrá esta dimensión. Se ponen todos estos elementos más la estructura de la deuda. Si simplemente dicen "no voy a tomar prestado de ningún lado" y después se sientan a descansar debajo de una palmera y dicen te pago lo que puedo pagar, en lugar de aprovechar una negociación en la que pueden tener la sartén por el mando, me parece que no entendieron el sentido de la renegociación. Interesa renegociar esto y hacerlo rápido para no dañar el crecimiento y otros sectores.

    -¿La lógica indica que avanzaríamos hacia un acuerdo de Facilidades Extendidas que estire los plazos de pago?

    -Eso a lo mejor es una segunda parte. A lo mejor hay que levantar este stand by y hacer uno nuevo. Entonces luego sí eso tiene que empalmar con un acuerdo de Facilidades Extendidas con una idea más estructural de reforma, donde tendrán que estar la disciplina fiscal y los elementos que permitan decir que en cinco años esto va a crecer. Por ahí en el corto plazo hay que poner impuestos como Ingresos Brutos, impuestos que son muy distorsivos y van a dañar, pero en el corto plazo a lo mejor es la única alternativa.

    PROBLEMON

    -¿El de la deuda es el principal problema a abordar por el Gobierno entrante?


    -Es uno de los más urgentes. Sobre todo porque vamos a llegar al 10 de diciembre con la deuda en estado corriente, sacando la deuda interna que reperfilaron. La deuda está corriente, es decir vencimiento que se produce, vencimiento que la Argentina paga en tiempo y forma gracias a que está usando los recursos que le dio el Fondo. Y que en principio venían etiquetados para no ser usados, simplemente para mostrarlos como un componente de reservas. El Fondo admitió cambiarle la aplicación y que pusieran ser usados para pagar los vencimientos, Macri los usa para pagar y Alberto no protesta. Podría decir dejame esos dólares que los quiero yo para cuando venga el 10 de diciembre. Si fuera así, entramos en default. Argentina quiere seguir pagando, lo cual es muy encomiable. Acá hay un acuerdo tácito de tres patas. Mentira que no hay una transición y que cada uno hace lo que quiere. Macri echó mano a los recursos del Fondo, cuando podría no haber pagado, y Alberto no dijo nada. Y el que calla otorga.

    -¿La concentración de los vencimientos en los próximos tres años es otro palo en la rueda?

    -La concentración es fuerte, pero sería ideal negociar en marzo y presentar una oferta de refinanciación a los acreedores. De manera tal que si dicen que sí, se refinancia, sino habrá que correrlos con el peligro o la amenaza de que no se va a pagar porque no se puede. En algún momento la Argentina se va a encontrar con esa especie de ultimátum.

    -¿Qué tipo de negociación cree que es más viable? ¿El reperfilamiento a la uruguaya con estiramiento de plazos, sin quita de capital pero con un superávit primario alto, o la quita de capital e intereses?

    -Probablemente haya que hacer alguna quita de capital, no con gran énfasis. Lo positivo es que es posible llegar a una solución que implique que la deuda una vez refinanciada tenga un valor sustancialmente mayor del que tiene ahora. Eso es interesante. Hoy hay una prima de riesgo muy alta por la gran incertidumbre. Cuando el inversor no sabe lo que va a venir, se cubre, y a veces por demás. Hace falta una quita de valor presente, más baja que la que hoy está implícita en los precios. Si la gente lo acepta podría haber una recuperación del precio de los bonos. Eso parece hoy bastante factible, pero se necesita que la Argentina haga algunas cosas que sí o sí tendrá que cumplir. El esfuerzo fiscal es uno de ellos, sin dudas. Por lo menos comprometerse al mismo esfuerzo fiscal que había planteado Macri.

    -Los especialistas afirman que de no aplicarse una quita de capital, nos toparemos con el mismo problema a corto plazo.

    -Puede ser. Tenemos un bono a cien años y la verdad es que el capital se paga al vencimiento. Si eso lo tocan o no, no pasa nada. Ahora estamos ahorcados en el corto plazo. Necesitamos un desahogo, patear los vencimientos de capital. El tema es la quita de capital nominal, que es muy dañina y perjudica a mucha gente. Eso no es necesario hacerlo. Por supuesto, va a depender de qué plan económico se diseñe y en la práctica de qué suceso tengan en conseguir que la economía crezca.

    -El ratio deuda-PBI no es alarmante. ¿La gravedad del asunto pasa porque tenemos cerrado el acceso a los mercados para refinanciar los compromisos?

    -La refinanciación se hará para recuperar el acceso a los mercados. Si quieren invertir en Vaca Muerta, no se puede pensar en diseñar una estrategia e invertir en efectivo. Habrá que endeudarse. Alguien, YPF o la gente que venga a querer explotar ese recurso. Algunos no querrán endeudarse afuera, entonces habrá que inventarles algún negocio. Hoy sí o sí hay que refinanciar, y todavía tenemos la chance de hacerlo sin tener que entrar en default.

    BONISTAS

    -Una parte de los bonistas se ha agrupado para negociar con el Estado. ¿Eso es bueno o malo para nosotros?


    -Creo que cuando se plantean estas cosas lo mejor es operar por sorpresa, que nadie lo haya visto venir. Esto es todo lo contrario. Argentina avisa con tiempo que quiere entrar en una renegociación de la deuda, da tiempo para que alguien, algún profesional, aproveche los errores que se producen en estas negociaciones, como son los Fondos Buitres. Pueden analizar la situación y ver la manera de colarse y conseguir alguna ventaja. Acá hay bonos con cláusula de acción colectiva, con lo cual se pueden juntar varios y bloquear una serie. Y cuando Argentina diga quiero hacer algo con este bono, no va a poder.

    -La cláusula de acción colectiva marca que si el 66% de los bonistas acepta la negociación, arrastra al resto. ¿Eso puede jugar a favor de la Argentina?

    -Eso podría jugar a favor de la Argentina bajo algunas condiciones, pero en este caso me parece que no.

    -Se considera que a la hora de negociar, el FMI tiene el privilegio de ser el primero de la fila. ¿Eso puede entorpecer algún acuerdo con los bonistas?

    -Si no estuviera el Fondo no se podría llegar a ningún acuerdo porque es el principal acreedor individual, entonces el resto como acreedores privados tienen un interés en saber qué va a hacer el FMI con esos vencimientos.

    -Se negocia en el Congreso el reperfilamiento de la deuda emitida bajo legislación nacional. ¿Cree que será aprobado? ¿Cómo afecta la ya maltrecha reputación argentina?

    -Cuando Cavallo hizo su esquema, primero hizo los préstamos garantizados con la deuda interna y después venía una segunda etapa. En el camino se cayó el gobierno. Se puede hacer primero algo con legislación argentina y luego ir por lo que está bajo legislación internacional. Pero, por otro lado, conviene tener un mercado bajo legislación argentina que opere bien y sea grande pensando en el día de mañana. Por eso hay que ser cuidadoso de qué castigo diferencial se le aplica a los tenedores de estos bonos comparados con el resto. Si bien en el mercado local pueden participar los extranjeros, son más los locales que los extranjeros. Cuando uno mira los precios de los bonos de ambas legislaciones, esto debería estar reflejado en la diferencia de los precios, y los precios que se habían abierto mucho, ahora se achicaron. Esto es compatible con una idea de que el tratamiento sería similar.

    -¿El acuerdo reabre el mercado de crédito internacional inmediatamente?

    -Si el acuerdo es amigable, si se diseña de manera tal que el precio de los bonos vuelve a subir, es posible que la reapertura ocurra antes de lo que uno espera, pero normalmente lleva tiempo.

    -¿Puede ofrecerse algún tipo de instrumento similar al cupón atado al crecimiento del PBI, como utilizó Roberto Lavagna?

    -No creo que se insista en dar un elemento que la gente en el momento de hacer el canje no lo considera, pero después tiene un premio. Ahora tenemos que resolver los juicios por u$s 3.000 millones atado a todo un desmanejo de esto.

    -¿Imagina un escenario en el cual no se llegue a ningún tipo de acuerdo con los acreedores?

    -Es posible. Creo que el mercado está pensando que va a haber un acuerdo, en parte porque vieron que Alberto no ha chistado cuando le usaron los dólares para pagar los vencimientos. En la etapa final de la negociación, Argentina tiene que hacer una oferta, y nos pueden decir que no. Y si dicen que no iremos a un default.

    -Sin financiamiento, ¿esto significaría más emisión?

    -Si no pagamos la deuda, no necesitaríamos emitir. Después va a faltar plata para algo.

    -¿Cómo es la situación de la deuda corporativa?

    -La deuda corporativa está en un análisis caso por caso y con pérdidas que existen, pero que no son terroríficas. Las deudas provinciales están mucho mejor que la soberana, aunque hay deudas como la de la provincia de Buenos Aires que particularmente está mal.


    "Habrá que hacer una quita de capital en la deuda"
 

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