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tommy271

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Lacunza advirtió que el FMI le pedirá a Alberto Fernández "prudencia fiscal"

23 Noviembre 2019

El ministro de Hacienda se refirió a la transición, y dijo que su gestión trabajó para "dejar la mayor cantidad de recursos posibles" a la próxima administración.





Hernán Lacunza, sostuvo que su gestión busca "dejar la mayor cantidad de recursos posibles" para el próximo Gobierno, al cual le advirtió que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le pedirá "prudencia fiscal".

"Si bien hay recursos para una transición ordenada, el primer paso será la negociación de deuda. La prudencia fiscal va a ser una de las condiciones de un programa consistente", evaluó el funcionario.

Así lo indicó aunque aclaró que no sabe "en qué está pensando" el presidente electo, Alberto Fernández, respecto de la política económica, la deuda y el consumo.

"El Gobierno entrante tendrá que hacer sus propuestas", analizó Lacunza. Además, afirmó que hubo "coordinación" entre los equipos económicos para llevar a cabo medidas en el último período.

En diálogo con el programa Toma y Daca (AM 750), remarcó: "Hemos tenido una comunicación muy fluida entre las Primarias y las elecciones de octubre".

Según señaló, su gestión trabajó para "dejar la mayor cantidad de recursos posibles" para la próxima administración. En tanto, se refirió a las críticas de la deuda y apuntó: "Fue para pagar el déficit".

"La variación de la deuda es la suma de los déficit del período", argumentó y resaltó que al escuchar vinculaciones con la fuga de divisas, se pregunta "qué relación hay entre una cosa y la otra".

"Si se quería menos ajuste, era más deuda y si se quería menos deuda era más ajuste del gasto público", apuntó.


Lacunza advirtió que el FMI le pedirá a Alberto Fernández prudencia fiscal
 

tommy271

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Cuatro años de un desastre mayúsculo con la deuda. Buitres, emisión de bonos descontrolada, dolarización, cesión de soberanía, bombas de Letras y el FMI

Alberto Fernández tendrá que levantar el default de Macri


El nuevo gobierno tiene urgencia para reestructurar la deuda impagable que heredará de la administración Cambiemos. Necesitará liberar recursos, que hoy se destinan a pagar intereses, para iniciar el tránsito de la recuperación de la economía.

Por Alfredo Zaiat








Cualquier analista alejado de la influencia de financistas concluirá que lo que hizo el macrismo con la deuda fue un desastre. En apenas cuatro años provocó un desorden mayúsculo de las cuentas públicas. En realidad, lo hizo en los dos primeros años de gobierno y en los dos siguientes trató de administrarlo, sin éxito puesto que terminó en default .

El megacrédito del FMI fue clave para poder extender el plazo hasta el fin del mandato. ¿Cómo se califica en el mercado la deuda que un país no puede pagar de acuerdo al contrato de emisión? En default. En esa condición la deja Macri. El detalle de las acciones que provocaron semejante descalabro en tan corto lapso es abrumador.

Buitres. Se concretó el pago de todo y más de lo previsto de las demandas de los fondos buitre. No sólo fue rifar años de defensa de la soberanía financiera en tribunales hostiles de Nueva York, sino que también fue el inicio del entierro de un costoso ciclo de desendeudamiento. Se tiró por la borda el extraordinario apoyo a la posición argentina en la Asamblea General de las Naciones Unidas (nueve principios impulsados por el país y consensuados con el Grupo de los 77 más China, para la reestructuración de las deudas soberanas).
El secretario de Finanzas, Luis Caputo, realizó oscuras negociaciones para definir los términos de los acuerdos con cada buitre, a los cuales se les abonaron el capital e intereses de los títulos que reclamaban más "algunos costos y gastos legales" no precisados.
Este último ítem merece una investigación oficial para determinarlos y transparentar qué se pagó. Alfonso Prat Gay fue el principal responsable de esa operación como ministro de Economía. La campaña de desprestigio y de extorsión de los buitres al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con el aval del resto del sistema financiero internacional, quedó en evidencia con el pago de Macri. Cobraron y desapareció la campaña antiargentina.

Dólares para gastos en pesos. Se empezó a emitir en forma vertiginosa deuda en dólares para atender gastos corrientes en pesos . No había ninguna necesidad de hacerlo de ese modo. Peor decisión para la administración de pasivos públicos no existe en el manual de deuda soberana.
En una economía como la argentina, con restricción externa por la limitada disponibilidad de divisas, los dólares obtenidos de emisión de deuda deben ser orientados, en caso de ejecutar una adecuada política económica, hacia inversiones que generen posteriormente más dólares para atender ese pasivo.
Los dólares deben venir a cerrar la brecha externa; no la fiscal. El absurdo en términos teóricos y prácticos fue que los economistas del gobierno y sus voceros defendieran como buena práctica tomar deuda en dólares para cubrir el déficit fiscal. Fue un disparate con consecuencias terribles en materia de estabilidad financiera y económica.

Más deuda en dólares. Se aumentó más en términos relativos la deuda nominada en moneda extranjera. Como se sabe, la economía argentina padece de una escasez aguda de divisas. Por lo tanto, incrementar las necesidades de dólares para pagar deuda acentúa los riesgos de inestabilidad.
El macrismo no dejó pilar por debilitar de la estructura de la deuda, al incrementar la dolarización del stock total. Era del 67 por ciento a fines de 2017 para subirla a casi el 80 por ciento en la actualidad. Esto significa que una devaluación impacta muy fuerte en las cuentas del Tesoro, al requerir un mayor esfuerzo fiscal (más pesos para conseguir dólares) para hacer frente a los vencimientos de intereses y capital.

Cesión de soberanía. Pese a la traumática experiencia con los buitres y los tribunales de Nueva York, el gobierno de Macri incrementó la emisión de deuda bajo legislación extranjera.
Recibió un stock de deuda con el 78 por ciento emitido en legislación local, para reducirlo al 54 por ciento en este año. O sea, la deuda con legislación extranjera subió del 22 al 46 por ciento.
La política de cesión de soberanía jurídica implica una mayor vulnerabilidad del país en el momento de la renegociación de la deuda.

Deuda provincial. Para acercar más dólares a la economía macrista, se alentó el endeudamiento en moneda extranjera de las provincias . Si era irresponsable la política de endeudamiento en dólares del gobierno nacional, la de las provincias adquiere una dimensión extrema puesto que no tienen fuentes propias para acumular dólares para repagar.
En 2016 y 2017, quince provincias, lideradas por la de Buenos Aires con la gobernadora María Eugenia Vidal, fueron motivadas por el gobierno nacional y se lanzaron a una carrera vertiginosa de endeudamiento externo. Emitieron bonos por 12.200 millones de dólares en el mercado de capitales internacional. El descontrol cambiario del macrismo alteró los presupuestos de las provincias endeudadas en dólares. La carga de intereses a pagar más que se ha duplicado medida en pesos, con ingresos que no subieron en esa proporción debido al impacto negativo de la recesión en la recaudación y en la decisión deliberada del gobierno nacional de trasladar a las cuentas provinciales parte del ajuste acordado con el FMI.

100 años. La manía del endeudamiento macrista derivó en el disparate de preparar en secreto la emisión de un bono por 2750 millones de dólares, a una tasa altísima del 7,12 por ciento anual del cupón, pero cuyo costo real fue de 7,91 por ciento, a un plazo de 100 años . Al Tesoro no ingresaron esos 2750 millones de dólares, sino que fueron 2475 millones, porque los bonos fueron entregados con un descuento del 10 por ciento.
Es decir que por cada lámina de 100 dólares, el comprador pagó 90. No hubo difusión entre inversores y la colocación de los papeles de deuda fue definida en una conferencia telefónica en la cual participaron unas pocas grandes firmas administradoras de fondos millonarios. La operación fue liderada por bancos amigos (HSBC, Citi, Santander y Nomura) del entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo. El bono a 100 años fue una muestra nítida de la desmesura de este nuevo ciclo neoliberal de valorización financiera.

Lebac y Leliq. Se armaron dos inmensas bombas de deuda en pesos de cortísimo plazo del Banco Central: Lebac y Leliq. Las primeras Letras fueron utilizadas por Federico Sturzenegger, el primer titular del BCRA de Macri, para facilitar una inmensa bicicleta financiera, en la cual participaron en forma muy activa grandes fondos especulativos internacionales.
El stock de Lebac superó el billón de pesos, equivalente en su pico máximo a unos 64 mil millones de dólares. La corrida cambiaria de abril de 2018 empezó a licuar esos pasivos. La orden de largada para huir fue del JP Morgan: liquidó sus Lebac y compró inmediatamente con esos pesos 800 millones de dólares al Banco Central, a una paridad (20,50 pesos) regalada por Sturzenegger, antes de la fuerte devaluación.
En la gestión de Guido Sandleris en el Banco Central, las Leliq reemplazaron a las Lebac , limitando la bicicleta a los bancos del sistema local. Estas emisiones de deuda tuvieron un costo inmenso en términos financieros por el pago de intereses: en Lebac se desembolsaron el equivalente a 26 mil millones de dólares, y en Leliq acumulan casi 700.000 millones de pesos, desde octubre del año pasado. Estos montos han sido una transferencia obscena de recursos públicos hacia el sistema financiero local e internacional.

Festival de Letras. El frenesí endeudador tuvo otro capítulo en la emisión de papeles de deuda de cortísimo plazo del Tesoro Nacional. A las letras del Banco Central (Lebac y Leliq) se les sumaron las Letes, Lecap y Lecer por un total equivalente a 32.500 millones de dólares. Con el mercado internacional clausurado, para cubrir vencimientos de deuda y para atender el desequilibrio del fisco, el Tesoro empezó a colocar Letras, en pesos y en dólares.
Esa deuda inmensa que se fue acumulando, con vencimientos posteriores a las elecciones PASO y anteriores al 10 de diciembre de este año, no pudo ser cumplida de acuerdo a las condiciones de emisión. Fue "reperfilada", el eufemismo macrista para ocultar que defaulteó la deuda que había emitido.

FMI. El 4 de enero de 2018 fue la última emisión de bonos públicos en el mercado internacional por 9000 millones de dólares. Fue el aporte final de Wall Street a la causa macrista. Los principales fondos de inversión y bancos fueron inundados de papeles de deuda argentina.
En marzo de ese año, el entonces ministro de Finanzas Luis Caputo viajó a Nueva York junto a sus colaboradores más estrechos para reunirse con bancos y administradores de grandes fondos de inversión. Pasó la gorra y lo que consiguió fue que le cerraran la puerta de más financiamiento.
La economía macrista se quedó así sin el pulmotor de la deuda. Para eludir el default inminente, Macri corrió desesperado a abrazarse al Fondo Monetario Internacional. El organismo, dominado por Estados Unidos, le entregó el préstamo más abultado de su historia a un solo país. Lo hizo por los intereses geopolíticos de la potencia mundial.
El monto inicial del stand by fue de 50 mil millones de dólares, acuerdo rubricado el 20 de junio. El programa se derrumbó a los dos meses, para pactar un segundo, elevando el crédito a 57 mil millones de dólares. El gobierno de Macri regresó al FMI a la economía argentina, presencia que implica un inmenso condicionamiento, al limitar aún más los estrechos márgenes de autonomía de la política económica.

Default. Como se mencionó, la cesación de pagos de la economía macrista fue en marzo de 2018, cuando Wall Street cerró el grifo de dólares. No fue declarada oficialmente porque el rescate del FMI extendió la agonía a un costo fabuloso. Pero hasta ni eso alcanzó. El default de Macri es inédito porque se concretó con deuda emitida por el mismo gobierno.
En el repaso de las cesaciones de pagos de Argentina no se encuentra un caso así. Las anteriores fueron de deudas heredadas de otras administraciones. Este default también es insólito porque involucró deuda emitida en pesos. O sea, el gobierno de Macri decidió no pagar deuda en la moneda que el país emite. Después de recibir una economía desendeudada, la entregará en default. O sea, Macri endeudó y defaulteó en menos de cuatro años. Es una marca notable para un ciclo político-económico tan breve.


Herencia


A los pocos meses del gobierno de Macri, el economista Jorge Gaggero ofreció la lúcida observación acerca de que estaba comenzando el tercer ciclo largo del endeudamiento argentino.
El primero fue de 124 años, arrancando con el crédito de la Baring Brothers en 1823 y terminando en 1947 con la cancelación final de toda la deuda.
El segundo ciclo comenzó con la dictadura cívico-militar en 1976 y estalló en el 2001.
El tercero lo inauguró y lo clausura Macri, con una intensidad y velocidad récord.

Gaggero ilustra que en la historia argentina, con pocas excepciones, los endeudadores han sido los gobiernos autoritarios, de facto, reaccionarios, y los pagadores los gobiernos democráticos populares.

Esto último es lo que le toca a la próxima administración liderada por Alberto Fernández. La clave es cómo lo hará para dar sustentabilidad y legitimidad política a su gobierno.

La deuda macrista actúa como un gran limitante, como lo fue la pesada deuda de la dictadura en el primer gobierno de la recuperación de la democracia. Raúl Alfonsín no logró disminuir la carga de la deuda al no prosperar el club de deudores reunido en el Consenso de Cartagena (junio de 1984; once países que concentraban el 80 por ciento de la deuda regional). Quedó así muy condicionado a lo largo de su gobierno, con el único respiro de los meses del Plan Austral, para terminar en una hiperinflación.


Quita


Desde las veredas de la heterodoxia y de la ortodoxia coinciden en que el actual stock de deuda, con gran parte de los vencimientos concentrada en el corto plazo de los próximos cuatro años, debe ser reestructurado.

A partir de ese punto de acuerdo aparece la disidencia acerca de cómo hacer esa renegociación, con quita o sin quita de capital, suspensión de pagos de intereses o extensión del plazo de pago.

La reestructuración de la deuda tiene que ser pensada en función a cuántos recursos libera para impulsar un consistente ciclo de crecimiento; no debe evaluarse en función de los intereses del mundo de las finanzas.

Debería ser entonces una negociación intensa, con quita de capital, extensión de los plazos y tasas de interés bajas ; más aún porque la deuda con el FMI es abultada y sólo se podrá refinanciar, y porque la economía mundial no muestra signos de vitalidad para recibir un viento de cola del exterior.



Tiempo


En esta instancia, como enseñan negociaciones pasadas, si el objetivo es abordar con firmeza la cuestión de la deuda no será efectivo el voluntarismo político ni los guiños amigables hacia el mercado. Hay un escenario que los financistas y sus voceros quieren maquillar, pero que no debería ser ocultado: el ciclo financiero neoliberal de la economía macrista ha sido fulminante.

La economía fue arrojada hacia la insolvencia por las políticas de desregulación financiera y, por lo tanto, existe corresponsabilidad del FMI y del mundo de las finanzas por la crisis económica, social y laboral que padece la mayoría de la población.

Será muy complicado consolidar una legitimidad política para impulsar el crecimiento económico si no se liberan recursos del presupuesto con la postergación del pago de intereses y capital de la deuda. Y el gobierno que comenzará el próximo 10 de diciembre no tiene mucho tiempo para cerrar la instancia de negociación con los acreedores privados.

El apuro es para evitar un default descontrolado, que inicialmente implicaría costos adicionales a los ya pesados que dejará el macrismo. La urgencia es también para ampliar los márgenes fiscales para alentar la demanda interna que impulse el crecimiento económico.

Desde el día que Alberto Fernández ingrese como presidente a la Casa Rosada hasta el inicio del segundo trimestre del año próximo es el plazo que brinda márgenes para liderar con más fuerza esta crucial negociación. Hasta entonces se librará la madre de todas las batallas para dejar atrás la noche macrista y empezar a alumbrar un horizonte de mejora de la economía.

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tommy271

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Siaba Serrate: "Una buena renegociación de la deuda aleja a los fondos buitre"

24 Noviembre 2019

Según el economista José Siaba Serrate, los fondos buitre tendrán poca chance de efectuar reclamos si la renegociación de la deuda externa llega a buen término y sin caer en default. Son embargo, consideró que "están al acecho".





El economista José Siaba Serrate consideró que los llamados buitre tendrán poca chance de efectuar reclamos si la renegociación de la deuda externa llega a buen término y sin caer en default, aunque consideró que "están al acecho".

"El desafío es poder hacer esa renegociación, que es algo que va a llevar meses, y en el medio no caer en un default, algo que complicaría no solo al gobierno, sino al sector privado", dijo a Télam el economista, quien agregó: "los fondos buitre van a estar mirando este proceso y según como se desarrolle, según los precios que tome la deuda, según el tipo de arreglo al que se llegue con el grueso de los tenedores, después van a poder tener un espacio para intervenir o no".

Siaba Serrate opinó que la deuda, desde hoy y "probablemente hasta el 10 de diciembre" va a "llegar en una situación corriente de pagos" y vaticinó que "sería muy complicado" administrar ante una eventual cesación de pagos y que el efecto sobre el nivel de actividad, sobre la capacidad de recuperación de la economía argentina sería "más negativo, más fuerte".

"Creo que no existe la intención de las nuevas autoridades de ir a un incumplimiento, diferencia de lo que fue 2001, cuando en el Congreso anunciaron a viva voz el default, ahora hay una intención que está en las antípodas", sostuvo al respecto.

Asimismo, cree que existe un cierto riesgo de default, aunque reconoció que "no existe la voluntad (política) de hacer default"

"El riesgo de default está, por supuesto, aunque creo que no existe la voluntad de hacer default, más bien de renegociar relativamente rápido. De manera tal de no tener ahí una discontinuidad, un bache por donde se filtran problemas como el reclamo de los fondos buitres", explicó.

"Si uno está pensando en los que fueron los hold out, Paul Singer, etcétera, ellos entran en una instancia todavía posterior: primero tiene que haber un impago o tiene que haber un arreglo de la deuda que elija un flanco vulnerable, deuda que quede sin renegociar y ahí, digamos, es donde se van colando", remarcó.

Sostuvo, además, que esta situación debe estar "bajo análisis" y consideró que estos fondos entren a precios mucho más bajos en situaciones donde haya alguna vulnerabilidad de la cual ellos se van a hacer fuertes en las cortes".

Advirtió que hay que seguirlos "con atención", aunque, según su opinión, todavía "es una etapa todavía muy temprana".

"Si la renegociación se hace sin entrar en default, el rol que ellos pueden tener es nulo, a lo sumo podrán ver que es una oportunidad para comprar deuda y presentarla", dijo y concluyó que "si la deuda toma valores muy bajos por una supuesta etapa de incertidumbre y después se termina cerrando un acuerdo razonable, la deuda va a cambiar de valor, va a subir y eso podría ser un negocio para los fondos buitre".

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tommy271

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Señal de Alberto a los mercados: eligió a Marco Lavagna para conducir el INDEC

24 Noviembre 2019

El próximo presidente reconoce la tarea realizada por Jorge Todesca en la normalización del organismo de estadísticas. Con Lavagna quiere mantener la independencia del instituto y la transparencia de las cifras oficiales.

Guillermo Gammacurta[email protected]






El próximo presidente, Alberto Fernández, eligió al economista Marco Lavagna para conducir los destinos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), un hombre del peronismo, pero no del Frente de Todos, en una clara señal hacia los mercados e inversores sobre el firme objetivo de mantener la independencia del organismo de estadísticas y por ende cualquier tipo de manipulación políticas de los números oficiales.

Alberto siempre expresó alta estima por Roberto Lavagna, con quien compitió en las últimas elecciones, y la elección de su hijo Marco para hacerse cargo del INDEC muestra la cercanía de ambos, y la coincidencia sobre lo que hay que hacer en materia económica en la Argentina que viene.

La gestión de Mauricio Macri recibió un INDEC sospechado en cuento a las cifras oficiales, y desde el primer momento le encomió a Jorge Todesca la tarea de normalizar las mediciones del organismo. Hay suficiente consenso sobre la gran tarea que realizó Todesca -su hija Cecilia forma parte de los equipos técnicos de Alberto- al frente del instituto, a tal punto que este sea quizás uno de los pocos hitos para resaltar en cuanto a la gestión del propio Macri.

La independencia del organismo resulta sustancial para la marcha de la economía, puesto que la transparencia de las estadísticas oficiales permiten generar números de consenso sobre los cuales comenzar a trabajar y son un plafón de lanzamiento para políticas públicas y para la actividad privada, al contar con cifras que permitan realizar previsiones y proyecciones económicas.

La manipulación de las cifras del INDEC comenzó en 2005, cuando por el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, intervino el organismo desplazando a varios de los directivos. Como la inflación no cedía, el kirchnerismo no tuvo mejor idea que modificar el diseño de la nueva canasta del IPC.

Aunque Moreno se encargó de insistir en que nunca intervino el organismo, su gestión provocó un colapso de las estadísticas oficiales y un manto de sospechas que eclipsó la tarea de los empleados técnicos del INDEC.

De hecho, para la medición del segundo semestre de 2013, el INDEC sostuvo que el índice de Pobreza alcanzaba solo al 4,7% de la población, y apenas el 1,4% era indigente. Claro que para mediciones privadas esa cifra ya rondaba al 25% de la población.

Alberto Fernández, quien dejó el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en julio de 2008, fue sumamente crítico de la intervención del INDEC y ya como candidato durante la campaña electoral de 2019 hizo permanente hincapié en la necesidad de mantener la independencia del INDEC.

De hecho, en junio de este año, ante una consulta de Radio Metro sobre el funcionamiento del INDEC el por entonces candidato a presidente del Frente de Todos aclaró que durante su participación del gobierno de Néstor Kirchner "no tuvo problemas", y enfatizó que en la actualidad "está funcionando mejor que en los últimos años de Cristina", en un claro guiño a la gestión de Todesca.

Aunque reconoce la tarea realizada por Todesca, Alberto Fernández se inclinó por Marco Lavagna, un economista de 45 años egresado de la Universidad Católica Argentina, que venía trabajando en el Frente Renovador de Sergio Massa, y que en estas elecciones integró la fuerza política de su padre para competir en las elecciones.

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tommy271

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Causa Cupón: Alberto debutará el 31-D en los tribunales de Nueva York

25 Noviembre 2019 - 00:00

Están en juego hasta u$s5.000 millones. La estrategia deberá ser planteada por la procuración del Tesoro. El gobierno de Mauricio Macri había defendido la actuación de Kicillof.


Carlos Burgueño[email protected]






La catarata de juicios contra la Argentina en Estados Unidos, no le dará respiro a Alberto Fernández. El próximo gobierno tendrá pocos días para preparar la estrategia que aplicará para defender al país en uno de los más difíciles casos con los que debería lidiar en Nueva York: el del cupón PBI y la supuesta “mala fe” del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por el no pago del bono en el 2013.

Ya el 31 de diciembre, el juzgado de Loretta Preska deberá tratar el caso iniciado por el fondo buitre Aurelius, que cuestiona la alteración en la medición del PBI ese año; y, en consecuencia, no haber liquidado el cupón correspondiente.

El último día hábil de 2019, los abogados que defienden al país tendrán que contestar la presentación del fondo cautivo de Aurelius, el Novoriver, en lo que se convertirá en el primer opus de la gestión de Alberto Fernández lidiando con este tipo de causas, todas heredadas por hechos concretados durante los años kirchneristas; y a los cuales la administración de Mauricio Macri no pudo cerrar.

A la causa generada por el no pago del cupón PBI en 2013, se deben sumar la provocada por la reestatización de YPF, la de la renacionalización de Aerolíneas Argentinas y el caso Maxus contra YPF. Todos sumados superan los u$s12.000 millones nominales de reclamos; y en el caso del cupón, la suma superaría los $5.000 millones.

Según lo dispuesto por el tribunal del Segundo Distrito Sur de Nueva York, el 31 de diciembre, la Argentina tendrá que contestar por la acusación presentada por Novoriver. Este fondo, hizo su presentación el 31 de octubre pasado, reclamando sumarse a lo que su controlante Aurelius venía litigando desde comienzos de año: que el ministerio de Economía alteró la medición del PBI durante el 2013 para no pagar el cupón. Nororiver es una extraña sociedad uruguaya, que reclama por la tenencia de bonos por unos u$s181 millones, lo que sumados a los 160 millones de la presentación de Aurelius; alcanzan los u$s341 millones totales.

La especulación generalizada en los mercados es que hay, además, muchos operadores del sistema financiero tomando posiciones tanto en el Cupón como en el bono Par, a la espera del llamado al reperfilamiento de deuda, y esperando si estos papeles se incluirán o no en la negociación. En el caso de que suceda, esperan presentarse en el mismo juzgado para denunciar que se estaría reprogramando el pago de una deuda ya reprogramada, con lo que el daño (en el caso del Cupón PBI) sería doble. Y la demanda también.

La jueza Preska, decidió el viernes pasado que avanzará con el proceso, y que el 31 de diciembre dará el primer paso concreto. Se conocerá además cual es la estrategia local, necesariamente diseñada por quien se indica será el próximo procurador del Tesoro, Carlos Zannini (adelantado el lunes pasado por este diario), quién deberá defender lo actuado en 2013, cuando se desempeñaba como secretario General de la Presidencia.

De acuerdo con lo explicado por el analista de FinGuru, Sebastián Maril, “según el demandante, el 21 de febrero de 2014, el entonces ministro de Economía Axel Kicillof anunció que el PBI del año 2013 había crecido 4,9%. Un mes más tarde, el 26 de marzo de 2014, anunció que por una revisión de cuentas (cambio de base de 1993 a 2004), el crecimiento había sido del 2,9%, menor al 3,25% que gatillaba el pago de Cupón del PBI. Fue un anuncio sumamente ‘desprolijo’, que el mercado tomó como otra manipulación de datos con tal de no pagar a los acreedores”.

La causa, para la Argentina, puede convertirse en una verdadera bomba de tiempo financiera y fiscal si finalmente Preska determina que el fondo buitre Aurelius tiene razón en su reclamo.
Esto sucedería si para la jueza de primera instancia se confirma que durante la gestión de Axel Kicillof en el Ministerio de Economía, en la última parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la intervención del INDEC de Guillermo Moreno, hubo alteraciones en el cálculo del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) para que el país se ahorre de liquidar unos u$s3.000 millones en 2014. Según Aurelius, el Gobierno alteró la base de cálculo del EMAE para que el crecimiento final del PBI de ese año supere el 3,22% y así no activar la cláusula de liquidación del cupón PBI. El INDEC calculó para ese año un crecimiento del 2,8%, pero modificando el cálculo base, una acción que para Aurelius fue “adrede” para perjudicar a los tenedores de este bono en lo que representa “mal desempeño de sus funciones”.

Según el demandante, si no se hubiera alterado la base de cálculo de 2013, la Argentina habría crecido el 3,5%, con lo que pagar el Cupón PBI hubiera sido obligatorio.

El gobierno de Mauricio Macri presentó su defensa el 3 de julio pasado, argumentando contra la demanda de Aurelius con una explicación curiosa: para que no prospere la causa, defendió la alteración del PBI de 2013, asegurando que era facultad de la gestión de Cristina de Kirchner modificar el cálculo. Con esto defendió la decisión de modificar el cálculo del pago del bono a partir de la modificación de la cifra de crecimiento aportada por el INDEC, en tiempos de la intervención directa del entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Fue la segunda vez que se utilizó este argumento. El 18 de abril den 2019, para evitar el ataque de Aurelius, los abogados que representan al país contratados por la procuración del Tesoro, aseguraron ante la Justicia norteamericana que el Gobierno de Cristina de Kirchner estaba en su derecho de modificar el año base de cálculo del PBI, y que el acusador no demostró que haya habido un mal manejo de las cifras de ese organismo entre 2013 y 2014.

Aurelius es un viejo conocido de la Argentina. Y de muchos países con destino de mal manejo de su deuda pública y privada. Es propiedad de Mark Brodsky, discípulo de Paul Singer y exempleado de Elliott, quien en algún momento en los inicios de la década pasada se independizó y abrió su propio bufete buitre. Si bien su mayor y más beneficioso negocio lo hizo con la Argentina y el “juicio del siglo”, se lo conoce por su inquietud de bucear por todo el mundo para encontrar oportunidades de negocios en estados a punto de alcanzar el default o empresas importantes en dificultades. Por ejemplo, contra Puerto Rico en tiempos de su crisis económica y financiera y contra Petrobras en medio de la causa por el Lava Jato.

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tommy271

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Tras una fuerte alza, los inversores seguirán con atención los movimientos de los bonos en dólares

Los analistas de mercado se sorprendieron por las subas registradas por los títulos públicos durante la semana pasada. Se espera que está semana siga la misma tendencia. También hay interés en deuda emitida por empresas.

Por Luis Beldi

25 de noviembre de 2019







“Alguien conoce algo que los demás desconocemos” señaló un operador al ver las infrecuentes operaciones de uno de los bonos más vulnerables a un default: el Bonar 2020 que lleva un alza de 1,69% en dólares en el mes, pero que en la última rueda subió 1,23%. Estos bonos tenían una paridad de 27% y ahora están en 37%.

También subieron los bonos largos, en particular el Discount en dólares con ley de Nueva York, que es el más representativo para medir el riesgo país. El título aumentó 1,24% y fue el responsable de que el riesgo país bajara 23 puntos a 2.250 puntos básicos.

Hay mucho movimiento alrededor de los bonos y van a ser la clave de la semana. También se están moviendo los bonos privados en dólares (Obligaciones Negociables). Los de YPF ya tienen una paridad de 87% en Nueva York y los de IRSA o Aluar, están entre los más buscados. No es que los que compran estos títulos buscan hacer grandes diferencias, sino que prefieren tener sus dólares colocados en bonos que pagan una buena tasa de interés antes que en una cuenta bancaria. Se perdió buena parte de temor a tener los dólares en bancos locales.

De hecho, la salida de dólares parece haber cesado. Después de la suba de los depósitos en dólares por más de USD 150 millones del viernes 15 de noviembre, comenzaron el lunes de la semana pasada en el mismo nivel de acuerdo a los últimos datos que dio el Banco Central.

Al no salir dólares del sistema, no se reducen los encajes en el Banco Central situación que, sumada a las compras diarias que hace la entidad en el mercado mayorista para mantener equilibrado el dólar, hizo que el viernes las reservas sumaran USD 46 millones al finalizar en USD 43.582 millones.

En la plaza mayorista, ese día se negociaron USD 386 millones de dólares, casi todos aportados por los exportadores que se apresuran a liquidar sus posiciones antes de que aumenten las retenciones. El comprador en soledad fue el Banco Central que se alzó con más de USD 100 millones.

En bancos y casas de cambio el dólar oficial estuvo equilibrado y solo perdió 1 centavo a $ 62,90, mientras que el mayorista cayo 3 centavos a $ 59,78. El dólar libre subió algo más de $ 1 y terminó en $ 68. Y si faltaba algo para cerrar la rueda en equilibrio, el dólar contado con liquidación quedó sin cambios en $ 74,85 al igual que el dólar Bolsa que cerró a $ 71,61.

Por su parte, la Bolsa coronó una buena semana donde aumentó 5%. En la última rueda ganó 1,03%.

También subieron los ADR’s argentinos -certificados de tenencia de acciones que cotizan en Wall Street- ayudados por los papeles de empresas de energía. Aunque Despegar (+6,01%), fue lo más destacado, sobresalió Edenor (+3,79%) y Central puerto (+2,22%). La baja del precio del petróleo de poco más de 1%, no impidió que Ternium logró sumara 3,31% e YPF 2,83.

La última semana del mes, parece que va a estar regida por los bonos. La suba está abaratando los precios de las operaciones con dólares alternativos. Hay muchas apuestas a la renegociación de la deuda. Por ahora, los inversores no imaginan situaciones de confrontación irreversibles en la negociación. No creen que los acreedores aceptarán que la Argentina no pague bonos durante dos años, pero imaginan un escenario donde le pedirán que baje el gasto público, le aceptarán quitas y prórroga de los plazos.

Si el país, asegura superávit fiscal a lo largo de los próximos años, tiene una excelente oportunidad de hacer un canje, porque en Asia y Europa tienen tasas negativas y en Estados Unidos rinden apenas 1,78% mensual. En la Argentina el rendimiento de los bonos hoy tiene un abanico de rentas que comienza en 17% para los bonos más largos como el Discount y termina en 233% para el Bonar 2020. Las curvas de rendimientos invertidas, indican que el país está al borde del default y de continuar en recesión. También es un preanuncio de hiperinflación. De allí la necesidad de renegociarlos para que la curva vuela a su normalidad.

Una buena negociación sería conveniente para las dos partes. Pero esto implica que la Argentina muestre un plan de ajuste donde el Gasto Púbico ceda considerablemente para demostrar que les quedará resto para pagar el nuevo perfil que va a tener la deuda en dólares. Que aumente el ingreso de divisas vía exportaciones, es otra condición necesaria.

Tras una fuerte alza, los inversores seguirán con atención los movimientos de los bonos en dólares
 

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