Titoli di Stato paesi-emergenti VENEZUELA e Petroleos de Venezuela - Cap. 2 (3 lettori)

giofio

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tommy271

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Por qué Venezuela debería contemplar la dolarización

Cambiar el bolívar por el dólar implicaría sacrificar una herramienta monetaria, pero puede valer la pena,según afirma Francisco Rodríguez, economista y jefe de Torino Capital .

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febrero 16, 2018


La economía venezolana atraviesa la mayor contracción económica registrada en la historia de América Latina. Entre 2012 y 2017, el producto interno bruto per cápita cayó masivamente en 38 por ciento, diez puntos más que la contracción sufrida por los Estados Unidos durante la Gran Depresión. El gobierno ha dejado de publicar la data de inflación, pero los estimados del sector privado ubican este indicador cerca de tres mil por ciento en 2017 y predicen que se acelerará este año a cinco dígitos. Los salarios reales se han visto pulverizados en el proceso: un salario mínimo de hoy compra 10 por ciento de lo que compraba en marzo de 2013, cuando Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela.

Hay múltiples causas que explican el colapso económico de Venezuela, pero ciertamente entre las más relevantes están sus enormes déficits fiscales. Venezuela ha registrado déficits a nivel del sector público consolidado de dos dígitos durante 6 años consecutivos. El año pasado, el déficit llegó a 21 por ciento de Producto Interno Bruto de la nación. La razón de estos déficits es que el gobierno de Venezuela persiste en mantener absurdos e ineficientes subsidios en bienes ofrecidos por el Estado y financiar la mayor parte de su gasto a través de la impresión de dinero. Un litro de gasolina, por ejemplo, es vendido por la empresa estatal a los consumidores al equivalente a dos centésimas de un centavo de dólar al tipo de cambio oficial (y a tres milésimas de centavo de dólar al tipo de cambio no oficial),según reseña un artículo de opinión del economista Francisco Rodríguez en la revista Americas Quarterly

Cualquier esperanza de que la administración de Nicolás Maduro pudiese llevar adelante un plan de estabilización macroeconómica coherente fue descartada hace mucho tiempo. Pero incluso un nuevo gobierno tendría problemas significativos estabilizando la economía. La viabilidad de un programa de estabilización esencialmente depende de la credibilidad de la promesa del gobierno de mantener el gasto bajo control. En un país que no ha visto inflación de un dígito en 34 años (de los cuales 19 estuvieron gobernados por el chavismo), este compromiso es difícil de vender.

Implementar un plan de estabilización puede ser incluso más difícil si se toman en cuenta los problemas de gobernabilidad que probablemente emerjan en una transición política. Estabilizar bajo credibilidad imperfecta es una tarea compleja. Si la gente no está segura de que el proceso será exitoso, la primera inclinación de las empresas será continuar subiendo sus precios. Para bajarlos, el Banco Central debería subir las tasas de interés y restringir el crecimiento de la liquidez. En otras palabras, el costo de la credibilidad imperfecta durante un proceso de estabilización es atravesar una recesión que podría llegar a ser profunda. No obstante, esto es precisamente lo que los hacedores de políticas públicas buscarán evitar en lo que podría ser una compleja transición política.

Los futuros hacedores de políticas públicas en Venezuela deben observar de cerca el caso de Ecuador. Allí, el presidente Gustavo Noboa, implementando la decisión de su predecesor Jamil Mahuad, reemplazó el sucre por el dólar estadounidense en marzo de 2000, después de que crisis monetarias y bancarias dejaron a la economía sumida en una profunda recesión con una rápida aceleración inflacionaria. Al igual que Venezuela, Ecuador no había visto inflación de un dígito por dos décadas cuando se implementó la dolarización. En contraste, durante la última década bajo la dolarización, la inflación de Ecuador ha promediado 3,8 por ciento.

Tal vez más importante es el hecho de que en Ecuador la estabilización macroeconómica vino junto con el crecimiento económico. Desde la dolarización en el año 2000, el ingreso per cápita del país ha crecido 114 por ciento, el cuarto mejor desempeño entre los 11 países de Sudamérica. En contraste, el ingreso per cápita de Ecuador había caído 17 por ciento en las dos décadas previas a la dolarización. Por otro lado, la pobreza en Ecuador ha descendido en más de cuatro quintas partes desde la dolarización, sacando a más de tres millones de ecuatorianos de la pobreza extrema.

Ecuador es un ejemplo interesante precisamente porque, tal como Venezuela, es una economía altamente especializada en petróleo. En teoría, estas economías pagan un importante costo al dolarizarse cuando pierden su capacidad de ajustar sus tipos de cambio a los impactos en los términos de intercambio. En la práctica, cuando tienen su propia moneda terminan permitiendo a los grupos de interés capturar rentas muy significativas de la administración del sistema cambiario, acumulando grandes excedentes privados en divisas a costa de déficits públicos crónicos y una inestabilidad macroeconómica generalizada. Aún peor, la autoridad del Estado para decidir la asignación de recursos escasos en moneda extranjera crea enormes incentivos para la corrupción.

Sin embargo, es cierto que Venezuela pagaría costos a largo plazo al sacrificar su capacidad de determinar su propio tipo de cambio y política monetaria. Pero en cualquier decisión de política pública se deben evaluar sus costos y beneficios. El beneficio de adoptar un anclaje irreversible en este momento es que detendría en seco la hiperinflación, evitando el alto riesgo de la contracción que podría producirse si el gobierno desea estabilizar la economía y mantener la moneda.

Contrario a otros episodios de dolarización, Venezuela podría emprender este proceso con un tipo de cambio que represente una mejoría significativa en el poder de compra de sus ciudadanos al mismo tiempo en que se mantienen los sueldos en dólares a niveles competitivos. Con solo $3 mil millones – un tercio de las reservas internacionales depositadas actualmente en el Banco Central – Venezuela podría cambiar la totalidad de los depósitos y dinero circulante en la economía por dólares a un tipo de cambio de 68 mil bolívares por dólar, muy por debajo de la tasa no oficial de 237 mil bolívares. En otras palabras, incluso si Maduro se las arreglase para despilfarrar dos tercios de las reservas internacionales existentes antes de dejar el poder, todavía sería posible para el nuevo gobierno cambiar los bolívares de la población por casi cuatro veces la cantidad de dólares que se podrían comprar con esos mismos bolívares en el mercado negro.

Una forma de aproximarse a los costos de la dolarización tiene que ver con el riesgo de caer en una situación en la cual los salarios en dólares del país son más altos de lo que se requiere para que sean competitivos. Un exportador de petróleo que sufre de una caída en los precios del crudo necesita que sus sueldos en dólares caigan para estimular la producción de bienes exportables y aquellos que compiten con importaciones, para así compensar la caída de los ingresos por la venta de hidrocarburos. Si el país no tiene su propio tipo de cambio, los sueldos nominales se verían forzados a caer, algo que generalmente solo pasa durante una recesión potencialmente profunda.

Sea cual sea la principal causa de los problemas económicos de Venezuela, definitivamente no son sueldos altos en dólares. El salario mínimo mensual a la tasa del mercado negro equivale actualmente a solo $3. Tomando en cuenta nuestra conversión hipotética de 68 mil bolívares por dólar, éste subiría a $12. Este nivel seguiría siendo apenas una fracción del sueldo mínimo promedio latinoamericano de $356. Si la dolarización se implementa en el contexto de reformas estructurales que lleven a Venezuela de vuelta a una economía de mercado funcional, los salarios en dólares aumentarían continuamente hasta converger con los de los países vecinos. Por lo tanto, dadas las correctas políticas macroeconómicas, el riesgo de que atraviese en el futuro cercano un período en el que los sueldos estén por encima de su equilibrio a largo plazo es extremadamente bajo.

Al final, es innegable que la economía perderá una herramienta de política. Sin embargo, yo argumentaría que los beneficios en el corto plazo – y particularmente el evitar lo que podría ser una muy dañina y prolongada hiperinflación – son mayores que los costos a largo plazo. También cabe recordar que un país puede construir instituciones que reduzcan la necesidad de ajustes rápidos en los precios relativos para los cuales usualmente se usa la política cambiaria. Un país sujeto a una alta volatilidad en los términos de intercambio debería tener un fondo de estabilización macroeconómica que permita ahorrar durante períodos de términos de intercambio favorables y gastar esos ahorros en períodos de shocks adversos. Si el fondo tiene un tamaño razonable y la administración macroeconómica ha sido la adecuada para tener un buen acceso a los mercados financieros internacionales, el país debería poder suavizar el proceso de ajuste a términos de intercambio negativos cuando lo necesite a un bajo costo e incluso evitar una caída de los salarios reales, siempre y cuando el crecimiento de la productividad nacional y la inflación mundial sean positivos.

Reemplazar el bolívar venezolano con el dólar estadounidense requerirá de una reforma en la Constitución del país. Afortunadamente, esto puede lograrse preguntándole directamente al electorado si aprueba el cambio. Un sistema de caja de conversión, en el que las reservas ofrecen respaldo uno a uno a la moneda local a través de un tipo de cambio irrevocablemente fijo, puede servir como régimen transitorio. Creo que no hay muchas dudas de lo que responderían los venezolanos si se les preguntase si prefieren mantener su moneda actual o en cambio prefieren ser remunerados y mantener sus ahorros en dólares.

El texto completo en la revista Americas Quarterly
 

tommy271

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Bauxilum plantea enviar a casa a 93% del personal por parálisis y falta de recursos para comida y transporte

Feb 16, 2018 7:30 am


La crisis financiera y operativa en la estatal Bauxilum se profundizó a pasos agigantados en las últimas semanas, lo que obligó a su directiva a plantear un plan de contingencia con una cantidad mínima de personal en planta, tanto en el turno diurno como nocturno; de modo que se estima que 93% de los trabajadores será enviado a casa mientras dure la insuficiencia que impide cubrir servicios como transporte, comida e, incluso, salarios, publica Correo del Caroní.

María Ramírez Cabello
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Bauxilum es el primer eslabón de la cadena del aluminio en el país. Extrae bauxita al oeste de Bolívar y la transforma en alúmina en su planta de refinación en Ciudad Guayana. La materia prima la entregan luego a las productoras de aluminio, Alcasa y Venalum, en un circuito totalmente operado por manos estatales.

Desde el 23 de septiembre de 2017, el brazo productor de alúmina de Bauxilum está paralizado por problemas operativos, debido a una sostenida desinversión. El cese en el ingreso de recursos empezó por limitar el servicio de transporte y comida que ya generaba un ausentismo laboral de más del 80% y, en enero, afectó la disponibilidad para el pago de la nómina.

Un informe operativo más reciente, del 4 de febrero de 2018, destaca una vez más la falta de transporte como una limitante que pone en riesgo la operatividad y seguridad de la planta.

“Siguen existiendo turnos de trabajo donde no se presenta ningún supervisor ni operador de planta, lo cual representa un alto riesgo para la continuidad de las operaciones, de manera que, de presentarse alguna falla en las bombas de descarga inferior de los tanques (…) o algunas de las bombas de descarga inferior de los tanques terciarios, sin contar con personal de operaciones para bloquear las descargas de los tanques y parar la etapa de precipitación, sería catastrófico para el proceso dado la dimensión de los reboses que se presentarían”, advierte el documento interno.

A su vez, subrayan, una vez más, que 18 unidades de transporte, el 100% requerido para el turno, están fuera de servicio, con el cual el 80% de los trabajadores de esa área (74) estaba ausente para el momento de la contingencia en la Bomba P-42-110A. Para la fecha, se exigió activar un plan de emergencia que incluyera buscar al personal en sus casas.

Cierre técnico


A su vez, la dirigencia sindical coincide en que la empresa adeuda el pago de los salarios a las nóminas mensual mayor, ejecutiva y gerencial del área de minas de Los Pijiguaos, correspondiente a enero, más la caja de ahorro y vacaciones de quienes salieron el 30 de enero. Además, adeuda la primera quincena de febrero y el bono de alimentación de este mes a todos los trabajadores de Ciudad Guayana y Los Pijiguaos.

Sin soluciones inmediatas a la crisis de recursos, la estatal propuso el plan de contingencia, que ya es calificado por algunos dirigentes sindicales como un cierre técnico.

“Hay un cierre técnico en Bauxilum, que no lo hayan declarado por la razón que sea no anula que hay un cierre técnico. Lo poco que se podía hacer, tampoco se hará porque no hay transporte ni comida (…). Los trabajadores se sienten nerviosos y lo que queremos es que se hable claro a la masa de trabajadores sobre cuál va a ser el plan de recuperación de la empresa”, exigió Wilfredo Flores, secretario general del Sindicato de Profesionales de CVG Bauxilum (Suprobaux).

El plan de contingencia, les explicó el miércoles el gerente de personal, consiste en que la compañía mantendrá un grupo de 100 trabajadores para el turno industrial diurno más 36 administrativos, y 70 trabajadores para el turno nocturno. “Entendemos que ese plan aplica a partir de hoy (miércoles), pero no sabemos con qué criterios escogieron a los trabajadores que asistirán”.

El secretario general de Sutralúmina, Silvano Moreno, informó que la medida es de carácter temporal hasta que se pueda restablecer la flota de transporte en la que estiman faltan al menos 12 unidades y se pueda conseguir el servicio completo de comidas o un bono sustitutivo, en su defecto.

“La empresa está en estado de emergencia”, admitió.

Esperan recursos por insuficiencia presupuestaria

El secretario general de Suprobaux sostuvo que el fin del plan de contingencia dependerá del desembolso de recursos por insuficiencia presupuestaria, una inyección que si bien resolverá los gastos de personal, no revertirá el descalabro operativo de la industria.

Flores informó que hasta ahora mantenían el pago de la nómina con el pago de la alúmina despachada a Venalum, envíos paralizados desde hace más de 100 días; y con los recursos por insuficiencia aprobados por el Ejecutivo. “Ninguna de las dos cosas se han dado por la detención en el despacho de alúmina, la falta de producción ha agravado la situación y no se ha aprobado la insuficiencia por algunos manejos administrativos tardíos”.

“Esto coloca a Bauxilum en situación de emergencia no decretada, instamos al Ejecutivo a atender la gravísima situación y a la dirección de la empresa a asumir la dimensión del problema y hablar claro para atender los problemas”, recalcó.

Los préstamos tampoco han aliviado el déficit financiero. El secretario general de Sutralúmina, Silvano Moreno, indicó que Venalum prestó 2 mil millones de bolívares la semana pasada y las briqueteras también han lanzado auxilios, pero “la respuesta del gobierno ha sido demasiado lenta”.

“Los trabajadores van, cumplen su horario y el patrono está obligado a darle la comida y no está cumpliendo. Tenemos un personal que estamos trayendo y se va dando golpes por allí. El trabajador quiere venir a trabajar y se va hambreado a su casa”, dijo.

En 2009 y hasta 2013 la CVG firmó extensiones de contratos a futuro con transnacionales como Glencore y Noble Resources a cambio de dinero fresco que, en teoría, revertiría el declive productivo. Una promesa incumplida.

Moreno sostuvo que la empresa garantizó los pagos completos al personal que permanezca en casa y, además, el sindicato propuso que los grupos de 100 trabajadores sean alternados por semana.

Entretanto, el plan no ha sido publicado en circulares internas, lo que genera más incertidumbre en la masa laboral. Correo del Caroní hizo una solicitud de información a la estatal, pero no recibió respuesta.

“Los trabajadores quieren saber qué está pasando y subimos hoy a que la presidenta convoque a una reunión masiva en el auditorio”, informó Lizmara Meneses, una dirigente sindical de la industria, que espera que el encuentro con la presidenta Leslie Turmero se concrete este viernes.

A casi tres meses de la adscripción a la Vicepresidencia

La crisis en la estatal, que es un espejo del declive de todo el sector aluminio, ocurre pese al traspaso de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y 18 estatales de la región, incluida Bauxilum, a la Vicepresidencia de la República, encabezada por Tareck El Aissami. La medida, publicada en el decreto N° 3.176 reimpreso en la Gaceta Oficial N° 41.287 del 27 de noviembre de 2017, se justificó como parte de un “régimen especial para el incremento inmediato de su eficiencia”.

Pero, lo cierto, es que desde ese día no ha habido intentos por mejorar el funcionamiento de las debilitadas industrias, que ni siquiera han sido mencionadas ni por El Aissami ni por el presidente Nicolás Maduro.

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Suppongo situazione generalizzata anche in altre industrie del paese.
 

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