La crisis de Venezuela se cuela en la cumbre del G-20 en Buenos Aires
Un grupo de países pedirá al FMI un fondo de ayuda para venezolanos exiliados
Buenos Aires
20 MAR 2018 - 00:53 CET
La
reunión de ministros de Finanzas del G-20 en Buenos Aires ha tenido también un alto contenido político. Tras una reunión mantenida por fuera del encuentro oficial, unos diez países acordaron que pedirán al
Fondo Monetario Internacional (FMI) recursos para asistir a los más de dos millones de venezolanos que han dejado el país durante el chavismo. El dinero no ingresará a Venezuela, sino que irá a parar a los países de acogida, sobre todo en aquellos fronterizos donde la situación es crítica, como Colombia, donde los servicios migratorios ha registrado a 340.000 venezolanos.
Paralelo a la ayuda a los refugiados, los países se comprometieron a presionar en forma bilateral al Gobierno de Nicolás Maduro. La posibilidad de aplicar sanciones a Venezuela es un tema recurrente en la región, pero cualquier estrategia comùn chocó con los países del eje bolivariano, con Bolivia y Ecuador a la cabeza. Argentina ha sido uno de los principales impulsores. En julio del año pasado, durante la
cumbre de presidentes del G-20 realizada en Hamburgo, Alemania,
Mauricio Macri pidió que el grupo pusiera especial atención “en la violación de los derechos humanos en Venezuela”. Ahora, como país anfitrión, decidió avanzar en ese sentido.
De la reunión organizada en el ministerio de Finanzas, a metros de la Casa Rosada en Buenos Aires, participaron los representantes de todos los países europeos del grupo, además de EEUU y Japón. Argentina sumó además a México, miembro pleno del G-20, y a Perú, Colombia, Chile y Paraguay. De las discusiones salió la propuesta que en abril todos acercarán al FMI en Washington, donde se realizará la reunión de primavera del organismo, y la decisión de impulsar sanciones.
El ministro de Hacienda de Brasil, Henrique Meirelles, dijo en rueda de prensa que su país, por ejemplo, exigirá a Caracas la cancelación de una deuda de 1.300 millones de dólares y “otros países demandarán sus respectivos pagos”. Marcó así diferencias con China y Rusia, ausentes en la reunión, que “buscan una moratoria que suspenda los pagos venezolanos”. Sobre la ayuda a los refugiados, Meirelles aclaró que el dinero no será para el Gobierno de Maduro, sino “para asistir a las decenas de miles de refugiados que dejaron el país caribeño”. Sólo en Brasil han cruzado la frontera 40.000 personas, al punto el Gobierno de Michel Temer duplicó en febrero pasado la presencia militar en el estado de Roraima. “Hubo consenso sobre Venezuela y vamos a intentar influenciar de todas formas posibles una solución, en particular a la crisis humanitaria”, dijo el ministro brasileño.
Un vocero del FMI dijo más tarde a EL PAÍS que el organismo "entiende que esta idea tiene como objetivo ayudar a los países vecinos con Venezuela a lidiar con la afluencia de refugiados". "Siempre estamos dispuestos a ayudar a nuestros miembros a enfrentar circunstancias adversas imprevistas, utilizando nuestras diferentes herramientas. Esperamos discusiones posteriores en las cuales nos involucremos ", explicó.
En representación de Estados Unidos participó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. En un comunicado, su oficina de prensa dijo que en la reunión buscaron "abordar la tragedia económica y humanitaria" en Venezuela y pidieron por "elecciones libres, justas y duraderas".
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