“Si Maduro gana, habrá sido con trampas”
El economista confía en que los votos harán posible la transición política en Venezuela. Se afinca en la propuesta de la dolarización para conjurar la hiperinflación
ALONSO MOLEIRO
Caracas
18 MAY 2018 - 20:11 CEST
Formado en los Estados Unidos, economista jefe de la firma Torino Capital, conocido en el mundo de las finanzas internacionales, Francisco Rodríguez ha mantenido con el chavismo, durante años, una paradójica relación intermitente desde la discrepancia. Fue asesor parlamentario durante los primeros años de Hugo Chávez, y pudo encontrar algunas coincidencias con sus dirigentes mientras este movimiento no pisara el acelerador de la radicalización, en un tiempo que ahora luce totalmente remoto.
Francisco Rodríguez es hijo de Gumersindo Rodríguez, el economista que llevó adelante el programa económico ejecutado por Carlos Andrés Pérez en su primer gobierno, en los años 70, conocido como “La Gran Venezuela” tiempo en el cual el país era la estrella económica de América Latina.
Los observadores lo tienen como un “keynesiano”, persuadido del papel del Estado en el crecimiento económico; conocedor de los mercados financieros y una persona de indudable calificación profesional.
Pregunta. Los factores involucrados en el proceso venezolano consideran casi imposible que Henri Falcón derrote a Nicolás Maduro, en virtud del control institucional que tiene el chavismo del país.
Repuesta. Mi visión es distinta. Hay muchos analistas que no le quieren asignar una probabilidad de victoria a
Henri Falcón. A mí me parece curioso; en el de 2012 todas las encuestas reportaban una desventaja de Henrique Capriles Radonski respecto a Chávez y sin embargo muchos observadores estaban emocionados ante una posibilidad de victoria más bien remota. Ahora vemos lo contrario, pero en cierto sentido es lo mismo: las encuestas están viendo ganador a Henri Falcón, y hay gente empeñada en ignorarlas. Es cierto que
Maduro diseñó una elección en la cual tenga la mayor probabilidad de ganar. Maduro adelanta la elección luego de haber escamoteado las elecciones de gobernadores y sabía que podía producir discrepancias. Una parte de la oposición ha caído en ese juego. La opinión internacional sobre Venezuela responde a lo que piensan ciertas élites. Ellos quieren que la abstención se imponga porque piensan que así pueden deslegitimar al gobierno. No quiero criticarlos, pero sí me parece imposible eludir la conclusión de que prefieren ver ganar a Maduro si con ello logran imponer su punto de vista.
P. El Consejo Nacional Electoral ya demostró de lo que es capaz en materia de fraudes con las elecciones de la Constituyente
R. Es cierto, pero la oposición no participó en esas elecciones, no tenía testigos. Una cosa es perder, y la otra ganar y que te arrebaten la victoria. ¿Dónde estaría pecando de ingenuo? ¿En pensar que Maduro no hará fraude? Esa es una pregunta políticamente muchísimo más compleja. Nosotros lo que pensamos es que, si eso pasa, el país debe movilizarse para hacer respetar el resultado. Pero no es que pensamos que eso no puede ocurrir. Lo que creemos es que participar en las elecciones es un camino con mucho más posibilidades de llevar a un cambio de régimen político que abstenerse.
P. ¿Cómo interpreta el crecimiento inesperado de Javier Bertucci?
R. Bertucci le ha restado respaldo a Henri Falcón. Falcón estaría ahora con una ventaja de más de 20 puntos sobre Maduro de no ser por
Javier Bertucci. Nosotros procuramos acordar con él; fue totalmente imposible. Pienso que hay buenas razones para sospechar que Bertucci le hace deliberadamente el juego al gobierno.
P. ¿Cuáles serían las primeras decisiones que tomaría si Falcón gana?
R. Hay que trabajar en la estabilización para derrotar la hiperinflación. Realinear las expectativas en torno a la estabilidad de precios, hacer un compromiso creíble de no imprimir dinero y consolidar la impresión de que tendrás déficits fiscales bajos. En el contexto venezolano, la política que te puede garantizar el éxito contra la hiperinflación es
la dolarización. Por eso es que la hemos planteado como argumento central. Necesitas, rápido, conseguir financiamiento, ir a los organismos multilaterales, presentarles un programa económico que sea solvente, para que presten dinero,
reestructurar la deuda externa, aceptar financiamientos bilaterales con otros países.
PDVSA tiene que reprofesionalizarse, despolitizarse. Buscar nuevas modalidades para fomentar la inversión privada. Que haya confianza en la inversión, con contratos de estabilidad jurídica. Se trata de que el país pueda explotar las grandes reservas petroleras que tiene. Para eso están los mercados de capitales, no creo que haya mayor problema con eso. Nuestro planteamiento está totalmente enmarcado dentro de lo que contempla la Constitución de 1999.
P. ¿Piensa que esa transición, que todos ven imposible, se puede concretar?
R. Claro que sí. Si no, no estaría aquí.
P. ¿Qué pasaría si el chavismo gana sin necesidad de hacer trampas?
R. El chavismo está haciendo trampas ya. Estas han sido unas elecciones tramposas. Y en las últimas dos semanas, ante la evidencia de que están perdiendo en las encuestas, los delitos electorales han escalado. Aquí hay en marcha un proceso de compra de votos, de seguimiento del voto, con la instalación del Punto Rojo y la obligación a la militancia de escanear el carne de la patria luego de votar, junto a ofrecimientos explícitos para sellar el compromiso. El hecho de que estemos participando en la elección no lo niega. No creo que suceda, pero si Maduro gana, habrá sido con trampas. ¿Qué pasaría con Venezuela? Más deterioro económico y político. Un agravamiento de la crisis humanitaria, y con
el chavismo produciendo un entorno constitucional donde se consolide una verdadera dictadura, en el cual el papel del voto popular sea muy restringido.