Titoli di Stato paesi-emergenti VENEZUELA e Petroleos de Venezuela - Cap. 1

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Los #BonosPDVSA fueron perdiendo terreno durante el día. Cerraron con una caída promedio de 0,5%

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¿Guerra civil?


Nicmer Evans
@NicmerEvans




Como profesional de las Ciencias Políticas y de la Psicología Social, jamás había utilizado la categoría “guerra civil” para describir un escenario político y social en Venezuela, ciertamente cosa distinta a cuando he tenido que formular análisis descriptivos de Colombia.

Pero hoy es distinto. Lo que vivimos en Venezuela no tiene parangón con ninguna situación anterior de nuestra historia, y para hacerlo breve y mostrar el foco central de la fotografía, estamos en medio de un autogolpe constitucional infringido por el gobierno del presidente Maduro, a través de dos sentencias absolutamente viciadas del TSJ (155 y 156) con una corrección parcial de quien no puede equivocarse nunca, como lo es la Sala Constitucional, y una ruptura del hilo constitucional tal como lo expresara la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, además ratificada recientemente cuando el 25 de abril de 2017 denuncia una nueva transgresión a la Constitución, al ser violado el debido proceso consagrado en el artículo 337 de LCRBV en las detenciones efectuadas por el gobierno en las más recientes manifestaciones.

Todo esto sucede en el marco de una serie de acciones de protestas que se generaron como consecuencia del primer pronunciamiento de La Fiscal que la MUD no pudo evadir, viéndose forzados por la gente a tener que salir de una aparente “situación de confort negociado” por un sector de ellos junto a algunos del gobierno.

Lo grave de todo esto, es que tanto el gobierno como la oposición pasaron de un estado de comodidad parcialmente negociado, a ser conducidos por los extremistas violentos de cada bando. Por un lado mercenarios progubernamentales (erróneamente llamados colectivos, que no lo son) convirtiéndose en el brazo armado del stalinismo facineroso con el amparo de un sector de la Fuerza Armada Bolivariana, y por el otro lado unos guarimberos encapuchados financiados desde grupos facinerosos miameros, que empiezan a apertrecharse de armamento para la confrontación contra el gobierno y los mercenarios. Esto, sin duda alguna, es un claro escenario de confrontación civil que puede derivar en una guerra civil si seguimos alimentando el odio, la exclusión, la descalificación, el desprecio y la ofensa desmedida desde los actores políticos polarizados.

Es por ello que las palabras de la Fiscal: “La paz no se decreta” sino que se logra pregonando con el ejemplo, sin duda es la mejor referencia que se le puede dar a la conducción política de los dos bandos que hoy son minorías en cuanto al contraste de movilización versus desmovilización. El 99% del país no se siente convocado por ninguno de los dos bandos por miedo, por desconfianza o porque prefiere insistir en sobrevivir ante tan inmensa crisis económica en la cual nos encontramos. Respeto a los que ejercen su derecho de protesta polarizada, pero ustedes también tiene que respetar a quienes hemos decidido no movilizarnos con ustedes.

Por último, la propuesta: Es imprescindible comprender que por más que no queramos esto se resuelve con diálogo, pero transparente y con negociación pública, y no entre el PSUV y la MUD solamente, sino entre todos, incluyendo a aquellos que no quieren marcha o no se identifican con las formas de protesta, que insisto, son la mayoría, y a los números en la calle me remito como prueba irrefutable: 300.000 personas entre el PSUV y la MUD, vs 29.700.000 que no salen porque no se sienten convocados. “Otro diálogo”, ese otro diálogo incluyente, lleno de voluntad política, donde antepongamos al país antes que nuestros intereses sectoriales, con ideas y proyectos pero sin falsa conciencia (ideología), demos un paso al frente: yo lo doy.

***
Opinioni.
 
Es más fácil reestructurar deuda de la República que de Pdvsa

Ahiana Figueroa
@ahianaf




Economistas tienen distintas opiniones sobre si Venezuela debe o no reestructurar su deuda externa para bajar los pagos de los próximos años, pero coinciden en que de llegar a tomarse esta operación financiera se debe ejecutar sobre los bonos soberanos. José Gonzáles y Francisco Rodríguez recomendaron en un conversatorio organizado por Rendivalores, tener menos papeles venezolanos en el portafolio de inversiones.

Destacan que un ajuste macroeconómico ya no será tan traumático para el país, no esperan una implosión económica y que el FMI siempre será el mejor ente para solicitar financiamiento.

Venezuela ha logrado cumplir con sus compromisos de deuda externa con la ejecución de estrategias diversas que van desde solicitar préstamos a gobiernos amigos y fondos buitres, recortar importaciones y vender activos como el oro de las reservas. Sin embargo, aún le quedan importantes pagos que ejecutar a finales de este año por $3.430 millones y en 2018 cuando debe erogar $9.000 millones.

Los economistas José Gonzáles y Francisco Rodríguez tienen diferencias sobre la necesidad de que el gobierno lleve a cabo una reestructuración de la deuda, pero que en caso de tomarse una decisión al respecto se debe realizar con los títulos de la República o bonos soberanos.

“La presión financiera para este año es bastante dramática. Sin duda alguna recomendaría a este o a cualquier otro gobierno que lleve a cabo una reestructuración, en lo inmediato”, afirmó Gonzáles, analista financiero y director de GCG Advisors en un conversatorio organizado por la firma Rendivalores.

Destaca que Venezuela puede seguir cancelando su deuda pero a costos cada vez más elevados. “No pagarla implica grandes riesgos para Pdvsa y para la República que serían difíciles de encarar”.

Para Francisco Rodríguez, economista jefe del banco de inversión Torino Capital, no es necesaria una reestructuración si hay cambios en la política económica o de gobierno. “Los inversionistas estarían dispuestos a prestarle a Venezuela” y agrega que el problema fundamental del país no es la deuda sino de políticas económicas”.

Ambos sostienen que el gobierno tomó la decisión de cumplir con sus obligaciones externas, por lo que no creen que se produzca un impago o default. Coinciden -sin embargo- en que los inversionistas deben bajar la exposición de deuda venezolana y mantener los bonos con menores rendimientos para que las pérdidas no sean tan elevadas en caso de un default.

“Ha quedado claro que el gobierno decidió pagar su deuda, tuvo muchas oportunidades para hacer default. Si hay una moratoria se entra en un proceso de cesación de pagos, que por lo general son procesos largos (…) Seguir pagando la deuda es posible con el actual precio del petróleo, Venezuela genera suficiente para ello“, agregó Rodríguez en el foro de Rendivalores.

De acuerdo con sus cálculos, el nivel de la deuda pública externa suma 140.000 millones de dólares y representaría 70% del Producto Interno Bruto (PIB).

“Nunca se ha cuestionado la capacidad de pago de Venezuela pero es necesario realizar cambios en la política económica para tener acceso a los mercados internacionales”, acota Gonzáles.

Al respecto, resalta que al momento de solicitar ayuda financiera internacional para la ejecución de un plan de ajuste, el Fondo Monetario Internacional es el mejor organismo para ello.

“El FMI era un ogro en los años 80 y 90, pero ha cambiado con la gestión de Cristine Lagarde. Recomendaría a Venezuela asistir al FMI, que es un prestamista legítimo. Tenemos el ejemplo de la crisis griega en donde se llevó a cabo un plan razonable. Un ajuste para Venezuela no sería tan traumático por ser un país petrolero y su recuperación sería en unos tres años”, dijo el analista financiero de GCG Advisors.

El director de Torino difiere de esta alternativa. “No creo que haga falta ir al FMI, pero no me parecería negativo (…) No está clara una implosión económica en el país, en América ha habido casos peores como Perú. El gobierno tiene los instrumentos para salir de la crisis, no está en una dinámica insostenible“.

Resalta que el gobierno aún cuenta con $4.500 millones en los diferentes fondos paralelos como el Fondo Chino-Venezuela, Fonden, entre otros. Recuerda además que el país tiene $23.000 millones en cuentas por cobrar.

Sí considera Rodríguez que en Venezuela se han hecho ya ajustes pero “por cantidades y no por precio”, es decir, se han disminuido las divisas para importar pero se ha mantenido la cotización del dólar oficial. “Cuando se eliminen las distorsiones macroeconómicas, la recuperación será rápida”.

Las expectativas sobre el plano político venezolano también fue tema de conversación. Gonzáles resalta que continuarán las presiones sociales y políticas. “Son necesarias las medidas para cambiar la perspectiva que se tiene de la deuda venezolana. El problema en el país es más ideológico que económico, el modelo no es socialista ni capitalista. Habrá que ver si se concretan medidas suficientes en la política petrolera. La trampa política venezolana es muy compleja y difícil de solucionar“.

Para Rodríguez si no hay una negociación política, “el país se enfrentará a graves problemas de gobernabilidad”.

(El Estimulo)
 
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