tommy271
Forumer storico
Alejandro Grisanti: La especulación cambiaria es un producto auténticamente madurista
8 Abril, 2016
Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 8 abr 2016.-
El economista Alejandro Grisanti presentó este jueves cinco estrategias para preservar y aunmentar los activos personales, y lo hizo en una conferencia en la que concluyó que el PIB per cápita de hoy es igual al de 1982. “Hemos perdido 30 años de crecimiento”.
vaya al foro
La aifirmación la hizo en el foro de Econoalítica realizado ayer.
Comentó al inicio que le resultaba grato participar en los foros de Ecoanalítica, ya que de esa manera comprobaba que existe un sector empresarial privado en Venezuela que se reinventa, que busca qué hacer, y que lucha, a pesar de “tanto palazo” que recibe.
Al entrar en materia se planteó la pregunta que cuál puede ser el impacto económico en el 2016, a propósito de lo que está haciendo el gobierno en materia de política económica, algo que calificó de negativo. “El 2015 fue un año de una profunda crisis. Fue un año récord de crisis. Yo creo que el 2016 lo va a superar”.
Grisanti explicó que en economía los modelos suelen ser siempre lineales; de modo que si se recortan las importaciones, el Producto Interno Bruto (PIB) cae, y así sucesivamente, pero que llega un momento en que la caída del PIB empieza a volverse exponencial.
“Una caída donde va cambiando la tendencia; se va haciendo más profunda, y eso se debe, principalmente, al cuello de botella que genera el tema de las divisas”.
A ese respecto pintó la manera de actuar del gobierno en materia de otorgamiento de divisas; partiendo del hecho de que, por ejemplo, este año se van a recibir 26 mil millones de dólares, que entonces el gobierno aparta 10 mil millones de dólares para el pago de la deuda externa; 8 mil millones para los gastos de producción de Pdvsa; 4 mil millones de dólares para las empresas del Estado, y que una vez distribuida la torta de este modo, entonces pasa a preguntarse que qué es lo que necesita el sector privado.
“Con esa mentalidad se circunscribe la frase recién pronunciada por Nicolás Maduro de que no se preocupen por dólares, que dólares no hay”. Algo que consideró cargado de cinismo, y que lo dejaba aún más preocupado de lo que aún estuvo con respecto a este 2016.
En ese sentido, Grisanti anunció que ésta iba a ser la temática de la primera parte de su conferencia, y a continuación apeló a una lámina donde se mostraba a una niña que destapa una Coca-Cola, y la que se desborda en espuma; de forma que la niña no encuentra que hacer; un símil que lo comparó con Maduro; quien, a su juicio, no es que no sólo sabe qué hacer, sino que, además, se le ha desbordado la situación.
Consideró como una autoimposición por parte de Maduro la circunstancia de que ahora no se pueden vender dólares en el mercado paralelo; a su modo de ver, una restricción interna; igual a como tienen la retención de que hay que pagar hasta el último céntimo de la deuda externa; con independencia de que en los mercados internacionales ya en el precio de los bonos está implícito el camino al default.
“El mercado internacional lo que está esperando es que el gobierno se declare en default de deuda; sin embargo, sigue en una autorrestricción de decir: nosotros vamos a pagar. Y ojo, esa autorrestricción se debe a que un default desorganizado de la deuda puede acarrear unos costos muchísimos mayores. La otra restricción es: yo no puedo vender dólares en el paralelo”.
Admitió que esta política era auténticamente “madurista”. No tiene nada que ver con Chávez que en 13 años de control de cambio, el gobierno siempre vendió divisas en el mercado paralelo: permuta, mesa de dinero, y que esto fue lo que permitió que siempre el tipo de cambio paralelo no se mantuviera tan alejado del tipo de cambio oficial.
“Yo no entiendo por qué a partir de 2012 estando Chávez todavía vivo; poco antes de las elecciones, se tomó la decisión de no vender más dólares en el paralelo, y eso es lo que ha causado que este tipo de cambio se dispare”.
En ese sentido, Grisanti mostró el círculo vicioso que se forma alrededor de la especulación cambiaria cuando se aplica esta camisa de fuerza sobre el mercado paralelo; de modo que en estas condiciones para un gobierno le resulta muy difícil controlar dicho tipo de cambio; aun cuando admitió que a raíz del establecimiento del nuevo esquema cambiario (Dicom – Dipro) al gobierno pareciera que se está “alumbrando” aun cuando con muchas dudas aceptó que pensaba que por esa vía podría llegar a alguna parte.
“A mi me asombra oír a algunos asesores hablar de irse largo en bolívares; que agarre todos los bolívares que pueda; venda dólares y compre bolívares porque si usted compra dólares a cien, se le van a quemar las manos, y a doscientos y a trescientos”.
Mostró seguidamente en una lámina lo que hubiera pasado con el capital de una persona que tenía 500 mil dólares si los hubiera cambiado a 100 bolívares, entonces hoy no tendría sino 50 mil dólares; lo que significa que hubiese perdido el 90% de su capital; y, en consecuencia, le pareció que ese criterio no se basaba sino en una apuesta.
“Yo lo que quiero mostrar aquí es que las estrategias cambiarias y las estrategias de cobertura son, precisamente, para no hacer apuestas. Para no jugársela como si fuera un caballo. Porque, a veces, los economistas también nos podemos pelar y por eso yo les voy a presentar cinco estrategias diferentes”.
La primera sería largo en bolívares sin ningún activo en dólares, considerando Grisanti que ésta no era una buena estrategia pues, a su modo de ver, aun cuando al gobierno le pueda venir un alumbrón y bajar el paralelo; la otra estrategia, que sería la segunda es quedarse largo en dólares y corto en bolívares; la tercera, una posición sólo en dólares, y la que recomendó a aquellas personas que siempre están a la expectativa de una posible devaluación, pues al final una persona que tenga a su juicio, 500 mil dólares, siempre va a conservar su capital en esa moneda fuerte.
A este respecto, hizo una suposición con un tipo de cambio paralelo que estaría ubicado en 1 mil 200 bolívares; de modo que aquella persona que tenía 500 mil dólares, se endeuda en 600 millones de bolívares, para comprar 500 mil dólares adicionales, lo que resulta es que tiene un activo de 1 millón de dólares; que es fijo, y unos pasivos, que cuando se dolarizan va a depender de la ubicación del tipo de cambio.
Grisanti denominó esta estrategia de apalancamiento pasivo porque no se hace nada y donde, efectivamente, si se produce una revalorización cambiaria y el tipo de cambio llega a 600 bolívares, el banco o la casa de bolsa le ejecuta su activo para pagar el pasivo, y la persona se queda en cero. Por lo que Grisanti consideró que esta estrategia tampoco era buena.
“Aun cuando yo veo muy poco probable que el tipo de cambio caiga; no se puede ser pasivo ante una situación. Yo creo que hay que ir a una estrategia, que es la que yo llamo de disparadores automáticos: en este caso hago lo mismo, esto es, pido prestados 600 millones de bolívares y compro 500 mil dólares, y si veo que el tipo de cambio ha bajado de 1 mil 200 bolívares a 1 mil 100 bolívares, automáticamente, yo vendo un tercio de la deuda en bolívares; no necesariamente cancelo la deuda”.
Luego, Grisanti manifestó que en caso de bajar de nuevo el paralelo a 1 mil bolívares, automáticamente, vende el otro tercio de la deuda, y así sucesivamente, al final se queda sin la deuda en bolívares, y con 400 mil dólares de capital.
En cuanto al quinto escenario habló de aquí la persona sería más agresiva; al punto de decir: yo en lugar de solicitar 500 mil dólares prestados, yo voy a agarrar 750 mil dólares prestados; de modo que la recomendación ahí es que si la persona es más agresiva y, en lugar de pedir 600 millones de bolívares prestados, va a pedir 900 millones, sea entonces más agresivo en los disparadores, y entonces, en vez de tener, un tercio, un tercio y un tercio, si el dólar la baja de 1 mil 200 bolívares a 1 mil 100 bolívares, venda la mitad, y si le pasa de 1 mil 100 a mil, entonces venda la otra mitad.
Al establecer una síntesis de los cinco escenarios, Grisanti mostró en una lámina los resultados que se tienen en uno y otro dependiendo de la apreciación o depreciación del tipo de cambio, y por esta vía llegó a la conclusión de que, por supuesto, la ganancia se veía mayor en aquellos casos en que se contaba con apalancamiento de modo que, a su juicio, esta era la mejor estrategia.
“Cuando usted compré dólares, no cancele el crédito. Conserve los dólares para una eventualidad, si hay algún cambio, si al gobierno se le ocurre alguna idea, y logra mantener el tipo de cambio; con una inflación de 300 ó 400 por ciento, y un acceso al crédito al 20, yo prefiero pagar la diferencia en tasa de interés; pero seguirme quedando con el crédito y con bolívares para buscar una nueva oportunidad”.
Según Grisanti, una de las cosas que está pasando en Venezuela es que cada uno lo ve desde su sector; cada uno más o menos lo entiende, de acuerdo a las posiciones de sus activos; de modo que su recomendación, en ese sentido, consistiría en estimular con los asesores económicos estrategias, que son fundamentales para la cobertura cambiaria en un ambiente, como el que se aproxima que siempre va a ser de alta volatilidad cambiaria.
En la segunda parte de su conferencia, Grisanti manejó el tema de los pasivos y, a ese respecto, recordó que cuando el petróleo estaba a 100 dólares, él decía de una manera clara y diáfana que Venezuela no podía entrar en un default; sobre todo, con un gobierno como éste que, por impericia, y no por estrategia no podía “entrar en el tema del default”, ya que, a su modo de ver, todavía había una cierta capacidad de pago.
Se preguntó que qué estaba pasando ahora; por lo que recurrió a una lámina a los fines de mostrar las diferentes partidas de deuda, y por esta vía mostró que el año pasado cerró con 160 mil millones de dólares en deuda; que cotejados con un PIB que puede estar alrededor de los 160 mil millones de dólares; de modo que cuando lo que produce un país es igual a su deuda y esa deuda por diferentes motivos tiene una tasa de interés muy alta entonces no hay capacidad de pago.
“La pregunta aquí es qué vas a hacer, y en cuál de estos rubros deberías apoyarte. ¿Bono de Pdvsa? Es muy caro, tiene una cláusula en los contratos; que sería muy beneficiosa para los fondos buitres, y yo me he dado cuenta de que la capacidad de los fondos buitres de hacer daños es ilimitada. (…) Pero si es necesario, y se plantea sobre la mesa, posiblemente, tengamos que ir a una reestructuración de la deuda de Pdvsa. Ahí la quita del descuento de esos bonos va a ser mucho mayor, para desincentivar a estos fondos buitres”.
En segundo lugar, Grisanti mencionó la posibilidad de un default de los bonos del gobierno central; que en este caso las cláusulas y los contratos serían mucho más flexibles; que se podrían hacer algunas cosas adicionales, que no se harían con Pdvsa. En tercer lugar, habló del Fondo Chino, las nacionalizaciones y la deuda comercial.
Reconoció que el Fondo Chino aporta flujos positivos al país, algo que consideró importante; que, incluso, en un momento en que Venezuela no tenía acceso a créditos con ningún banco, el neto de lo que se pagó por lo que los chinos nos dieron fue positivo en más de 3 mil 300 millones de dólares, y de donde dedujo que hoy por hoy una parte de la hoja de salvación hacia el sector privado puede ser China.
En estas condiciones admitió que, con independencia de la polarización política que hay hoy en Venezuela, dicho país asiático puede convertirse en un socio estratégico nuestro, sobre todo tratándose de un país que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo lo que puede ser un negocio bueno para ambos países; sólo que habría que aumentar la transparencia así como ser más estrictos en las negociaciones de contratos.
En cuanto al tema de las nacionalizaciones, reportó que se han pagado más de 13 mil millones de dólares; aunque se deben todavía unos 10 mil millones de dólares; que en particular, “el exprópiese” de Hugo Chávez le costó al país unos 25 mil millones de dólares que hay que pagar, so pena de ser demandados en las cortes de justicia internacionales.
Al referirse a la deuda que el gobierno tiene con el sector privado, Grisanti dijo que, en primer lugar, se trataba de un sector que se veía imposibilitado de acudir a alguna de esas cortes internacionales a demandar al Estado venezolano; pero que de todos modos se trataba de una deuda que había que comenzar a reconocer si realmente se quiere rehacer al país, previa auditoría a través de un proceso con un grupo serio.
“Aquí paso al tercer tema, y el que tiene que ver con la ubicación de Venezuela en todas las partes de los indicadores económicos, y donde lo que se destaca es un desastre en términos económicos; puesto que Venezuela no es la única economía petrolera: podemos citar el caso de Colombia o de Arabia Saudita; donde no está ocurriendo la misma situación”.
En este sentido, Grisanti dijo que en términos de deuda estábamos más endeudados que nadie; en términos del PIB se produjo la mayor recesión en toda la región, resaltando el hecho de que hay dos países (R. Dominicana y Panamá) que, por lo demás, Venezuela subsidia, cuyos indicadores superan con creces a los nuestros, lo cual lo llevó a decir que en estas condiciones los pobres subsidiábamos a los ricos.
Mostró en la lámina que mientras nosotros confrontábamos una contracción económica de 11,5%, R. Dominicana reportaba un crecimiento de 5%; en el consumo Venezuela registra una caída de 6,7% de consumo; entre tanto R. Dominicana registra un crecimiento de 4,4%, y que si se comparaban estas cifras con las de cualquier país de Petrocaribe sucedía lo mismo, en lo que se refiere a inversiones, inflación, déficit fiscal, balanza de cuenta corriente deficitario; desempleo.
“Nosotros en 1977 éramos el país más rico de la región, según se puede comprobar en los libros de estadísticas de crecimiento del mundo. Teníamos un PIB per cápita mayor que el de Japón. Eramos el destino de inmigración de españoles, portugueses, italianos, argentinos, peruanos, colombianos. Nosotros éramos un país rico, y quiero que comparen a la Venezuela de 1982, cuyo PIB per cápita es el mismo que tenemos hoy en día. Nosotros hemos perdido 30 años de crecimiento. El PIB per cápita de R. Dominicana es hoy en día 20 veces superior al nuestro, y, posiblemente, para finales de este 2016 sea 50 veces superior al de Venezuela”.
Cerró su conferencia expresando que, sin embargo la presente situación nos presentaba la otra cara de la moneda, para que nosotros luchemos para volver a ocupar los lugares de liderazgo que teníamos en materia de desarrollo económico.
***
L'intervento al forum di Ecoanalitica (due giorni fa avevo pubblicato i tweet) di uno tra i migliori analisti LATAM.
Da leggere.
8 Abril, 2016
Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 8 abr 2016.-
El economista Alejandro Grisanti presentó este jueves cinco estrategias para preservar y aunmentar los activos personales, y lo hizo en una conferencia en la que concluyó que el PIB per cápita de hoy es igual al de 1982. “Hemos perdido 30 años de crecimiento”.
vaya al foro
La aifirmación la hizo en el foro de Econoalítica realizado ayer.
Comentó al inicio que le resultaba grato participar en los foros de Ecoanalítica, ya que de esa manera comprobaba que existe un sector empresarial privado en Venezuela que se reinventa, que busca qué hacer, y que lucha, a pesar de “tanto palazo” que recibe.
Al entrar en materia se planteó la pregunta que cuál puede ser el impacto económico en el 2016, a propósito de lo que está haciendo el gobierno en materia de política económica, algo que calificó de negativo. “El 2015 fue un año de una profunda crisis. Fue un año récord de crisis. Yo creo que el 2016 lo va a superar”.
Grisanti explicó que en economía los modelos suelen ser siempre lineales; de modo que si se recortan las importaciones, el Producto Interno Bruto (PIB) cae, y así sucesivamente, pero que llega un momento en que la caída del PIB empieza a volverse exponencial.
“Una caída donde va cambiando la tendencia; se va haciendo más profunda, y eso se debe, principalmente, al cuello de botella que genera el tema de las divisas”.
A ese respecto pintó la manera de actuar del gobierno en materia de otorgamiento de divisas; partiendo del hecho de que, por ejemplo, este año se van a recibir 26 mil millones de dólares, que entonces el gobierno aparta 10 mil millones de dólares para el pago de la deuda externa; 8 mil millones para los gastos de producción de Pdvsa; 4 mil millones de dólares para las empresas del Estado, y que una vez distribuida la torta de este modo, entonces pasa a preguntarse que qué es lo que necesita el sector privado.
“Con esa mentalidad se circunscribe la frase recién pronunciada por Nicolás Maduro de que no se preocupen por dólares, que dólares no hay”. Algo que consideró cargado de cinismo, y que lo dejaba aún más preocupado de lo que aún estuvo con respecto a este 2016.
En ese sentido, Grisanti anunció que ésta iba a ser la temática de la primera parte de su conferencia, y a continuación apeló a una lámina donde se mostraba a una niña que destapa una Coca-Cola, y la que se desborda en espuma; de forma que la niña no encuentra que hacer; un símil que lo comparó con Maduro; quien, a su juicio, no es que no sólo sabe qué hacer, sino que, además, se le ha desbordado la situación.
Consideró como una autoimposición por parte de Maduro la circunstancia de que ahora no se pueden vender dólares en el mercado paralelo; a su modo de ver, una restricción interna; igual a como tienen la retención de que hay que pagar hasta el último céntimo de la deuda externa; con independencia de que en los mercados internacionales ya en el precio de los bonos está implícito el camino al default.
“El mercado internacional lo que está esperando es que el gobierno se declare en default de deuda; sin embargo, sigue en una autorrestricción de decir: nosotros vamos a pagar. Y ojo, esa autorrestricción se debe a que un default desorganizado de la deuda puede acarrear unos costos muchísimos mayores. La otra restricción es: yo no puedo vender dólares en el paralelo”.
Admitió que esta política era auténticamente “madurista”. No tiene nada que ver con Chávez que en 13 años de control de cambio, el gobierno siempre vendió divisas en el mercado paralelo: permuta, mesa de dinero, y que esto fue lo que permitió que siempre el tipo de cambio paralelo no se mantuviera tan alejado del tipo de cambio oficial.
“Yo no entiendo por qué a partir de 2012 estando Chávez todavía vivo; poco antes de las elecciones, se tomó la decisión de no vender más dólares en el paralelo, y eso es lo que ha causado que este tipo de cambio se dispare”.
En ese sentido, Grisanti mostró el círculo vicioso que se forma alrededor de la especulación cambiaria cuando se aplica esta camisa de fuerza sobre el mercado paralelo; de modo que en estas condiciones para un gobierno le resulta muy difícil controlar dicho tipo de cambio; aun cuando admitió que a raíz del establecimiento del nuevo esquema cambiario (Dicom – Dipro) al gobierno pareciera que se está “alumbrando” aun cuando con muchas dudas aceptó que pensaba que por esa vía podría llegar a alguna parte.
“A mi me asombra oír a algunos asesores hablar de irse largo en bolívares; que agarre todos los bolívares que pueda; venda dólares y compre bolívares porque si usted compra dólares a cien, se le van a quemar las manos, y a doscientos y a trescientos”.
Mostró seguidamente en una lámina lo que hubiera pasado con el capital de una persona que tenía 500 mil dólares si los hubiera cambiado a 100 bolívares, entonces hoy no tendría sino 50 mil dólares; lo que significa que hubiese perdido el 90% de su capital; y, en consecuencia, le pareció que ese criterio no se basaba sino en una apuesta.
“Yo lo que quiero mostrar aquí es que las estrategias cambiarias y las estrategias de cobertura son, precisamente, para no hacer apuestas. Para no jugársela como si fuera un caballo. Porque, a veces, los economistas también nos podemos pelar y por eso yo les voy a presentar cinco estrategias diferentes”.
La primera sería largo en bolívares sin ningún activo en dólares, considerando Grisanti que ésta no era una buena estrategia pues, a su modo de ver, aun cuando al gobierno le pueda venir un alumbrón y bajar el paralelo; la otra estrategia, que sería la segunda es quedarse largo en dólares y corto en bolívares; la tercera, una posición sólo en dólares, y la que recomendó a aquellas personas que siempre están a la expectativa de una posible devaluación, pues al final una persona que tenga a su juicio, 500 mil dólares, siempre va a conservar su capital en esa moneda fuerte.
A este respecto, hizo una suposición con un tipo de cambio paralelo que estaría ubicado en 1 mil 200 bolívares; de modo que aquella persona que tenía 500 mil dólares, se endeuda en 600 millones de bolívares, para comprar 500 mil dólares adicionales, lo que resulta es que tiene un activo de 1 millón de dólares; que es fijo, y unos pasivos, que cuando se dolarizan va a depender de la ubicación del tipo de cambio.
Grisanti denominó esta estrategia de apalancamiento pasivo porque no se hace nada y donde, efectivamente, si se produce una revalorización cambiaria y el tipo de cambio llega a 600 bolívares, el banco o la casa de bolsa le ejecuta su activo para pagar el pasivo, y la persona se queda en cero. Por lo que Grisanti consideró que esta estrategia tampoco era buena.
“Aun cuando yo veo muy poco probable que el tipo de cambio caiga; no se puede ser pasivo ante una situación. Yo creo que hay que ir a una estrategia, que es la que yo llamo de disparadores automáticos: en este caso hago lo mismo, esto es, pido prestados 600 millones de bolívares y compro 500 mil dólares, y si veo que el tipo de cambio ha bajado de 1 mil 200 bolívares a 1 mil 100 bolívares, automáticamente, yo vendo un tercio de la deuda en bolívares; no necesariamente cancelo la deuda”.
Luego, Grisanti manifestó que en caso de bajar de nuevo el paralelo a 1 mil bolívares, automáticamente, vende el otro tercio de la deuda, y así sucesivamente, al final se queda sin la deuda en bolívares, y con 400 mil dólares de capital.
En cuanto al quinto escenario habló de aquí la persona sería más agresiva; al punto de decir: yo en lugar de solicitar 500 mil dólares prestados, yo voy a agarrar 750 mil dólares prestados; de modo que la recomendación ahí es que si la persona es más agresiva y, en lugar de pedir 600 millones de bolívares prestados, va a pedir 900 millones, sea entonces más agresivo en los disparadores, y entonces, en vez de tener, un tercio, un tercio y un tercio, si el dólar la baja de 1 mil 200 bolívares a 1 mil 100 bolívares, venda la mitad, y si le pasa de 1 mil 100 a mil, entonces venda la otra mitad.
Al establecer una síntesis de los cinco escenarios, Grisanti mostró en una lámina los resultados que se tienen en uno y otro dependiendo de la apreciación o depreciación del tipo de cambio, y por esta vía llegó a la conclusión de que, por supuesto, la ganancia se veía mayor en aquellos casos en que se contaba con apalancamiento de modo que, a su juicio, esta era la mejor estrategia.
“Cuando usted compré dólares, no cancele el crédito. Conserve los dólares para una eventualidad, si hay algún cambio, si al gobierno se le ocurre alguna idea, y logra mantener el tipo de cambio; con una inflación de 300 ó 400 por ciento, y un acceso al crédito al 20, yo prefiero pagar la diferencia en tasa de interés; pero seguirme quedando con el crédito y con bolívares para buscar una nueva oportunidad”.
Según Grisanti, una de las cosas que está pasando en Venezuela es que cada uno lo ve desde su sector; cada uno más o menos lo entiende, de acuerdo a las posiciones de sus activos; de modo que su recomendación, en ese sentido, consistiría en estimular con los asesores económicos estrategias, que son fundamentales para la cobertura cambiaria en un ambiente, como el que se aproxima que siempre va a ser de alta volatilidad cambiaria.
En la segunda parte de su conferencia, Grisanti manejó el tema de los pasivos y, a ese respecto, recordó que cuando el petróleo estaba a 100 dólares, él decía de una manera clara y diáfana que Venezuela no podía entrar en un default; sobre todo, con un gobierno como éste que, por impericia, y no por estrategia no podía “entrar en el tema del default”, ya que, a su modo de ver, todavía había una cierta capacidad de pago.
Se preguntó que qué estaba pasando ahora; por lo que recurrió a una lámina a los fines de mostrar las diferentes partidas de deuda, y por esta vía mostró que el año pasado cerró con 160 mil millones de dólares en deuda; que cotejados con un PIB que puede estar alrededor de los 160 mil millones de dólares; de modo que cuando lo que produce un país es igual a su deuda y esa deuda por diferentes motivos tiene una tasa de interés muy alta entonces no hay capacidad de pago.
“La pregunta aquí es qué vas a hacer, y en cuál de estos rubros deberías apoyarte. ¿Bono de Pdvsa? Es muy caro, tiene una cláusula en los contratos; que sería muy beneficiosa para los fondos buitres, y yo me he dado cuenta de que la capacidad de los fondos buitres de hacer daños es ilimitada. (…) Pero si es necesario, y se plantea sobre la mesa, posiblemente, tengamos que ir a una reestructuración de la deuda de Pdvsa. Ahí la quita del descuento de esos bonos va a ser mucho mayor, para desincentivar a estos fondos buitres”.
En segundo lugar, Grisanti mencionó la posibilidad de un default de los bonos del gobierno central; que en este caso las cláusulas y los contratos serían mucho más flexibles; que se podrían hacer algunas cosas adicionales, que no se harían con Pdvsa. En tercer lugar, habló del Fondo Chino, las nacionalizaciones y la deuda comercial.
Reconoció que el Fondo Chino aporta flujos positivos al país, algo que consideró importante; que, incluso, en un momento en que Venezuela no tenía acceso a créditos con ningún banco, el neto de lo que se pagó por lo que los chinos nos dieron fue positivo en más de 3 mil 300 millones de dólares, y de donde dedujo que hoy por hoy una parte de la hoja de salvación hacia el sector privado puede ser China.
En estas condiciones admitió que, con independencia de la polarización política que hay hoy en Venezuela, dicho país asiático puede convertirse en un socio estratégico nuestro, sobre todo tratándose de un país que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo lo que puede ser un negocio bueno para ambos países; sólo que habría que aumentar la transparencia así como ser más estrictos en las negociaciones de contratos.
En cuanto al tema de las nacionalizaciones, reportó que se han pagado más de 13 mil millones de dólares; aunque se deben todavía unos 10 mil millones de dólares; que en particular, “el exprópiese” de Hugo Chávez le costó al país unos 25 mil millones de dólares que hay que pagar, so pena de ser demandados en las cortes de justicia internacionales.
Al referirse a la deuda que el gobierno tiene con el sector privado, Grisanti dijo que, en primer lugar, se trataba de un sector que se veía imposibilitado de acudir a alguna de esas cortes internacionales a demandar al Estado venezolano; pero que de todos modos se trataba de una deuda que había que comenzar a reconocer si realmente se quiere rehacer al país, previa auditoría a través de un proceso con un grupo serio.
“Aquí paso al tercer tema, y el que tiene que ver con la ubicación de Venezuela en todas las partes de los indicadores económicos, y donde lo que se destaca es un desastre en términos económicos; puesto que Venezuela no es la única economía petrolera: podemos citar el caso de Colombia o de Arabia Saudita; donde no está ocurriendo la misma situación”.
En este sentido, Grisanti dijo que en términos de deuda estábamos más endeudados que nadie; en términos del PIB se produjo la mayor recesión en toda la región, resaltando el hecho de que hay dos países (R. Dominicana y Panamá) que, por lo demás, Venezuela subsidia, cuyos indicadores superan con creces a los nuestros, lo cual lo llevó a decir que en estas condiciones los pobres subsidiábamos a los ricos.
Mostró en la lámina que mientras nosotros confrontábamos una contracción económica de 11,5%, R. Dominicana reportaba un crecimiento de 5%; en el consumo Venezuela registra una caída de 6,7% de consumo; entre tanto R. Dominicana registra un crecimiento de 4,4%, y que si se comparaban estas cifras con las de cualquier país de Petrocaribe sucedía lo mismo, en lo que se refiere a inversiones, inflación, déficit fiscal, balanza de cuenta corriente deficitario; desempleo.
“Nosotros en 1977 éramos el país más rico de la región, según se puede comprobar en los libros de estadísticas de crecimiento del mundo. Teníamos un PIB per cápita mayor que el de Japón. Eramos el destino de inmigración de españoles, portugueses, italianos, argentinos, peruanos, colombianos. Nosotros éramos un país rico, y quiero que comparen a la Venezuela de 1982, cuyo PIB per cápita es el mismo que tenemos hoy en día. Nosotros hemos perdido 30 años de crecimiento. El PIB per cápita de R. Dominicana es hoy en día 20 veces superior al nuestro, y, posiblemente, para finales de este 2016 sea 50 veces superior al de Venezuela”.
Cerró su conferencia expresando que, sin embargo la presente situación nos presentaba la otra cara de la moneda, para que nosotros luchemos para volver a ocupar los lugares de liderazgo que teníamos en materia de desarrollo económico.
***
L'intervento al forum di Ecoanalitica (due giorni fa avevo pubblicato i tweet) di uno tra i migliori analisti LATAM.
Da leggere.