Caracas vivió a media marcha dos concentraciones políticas
Mientras miles de ciudadanos fueron a la autopista Fajardo para exigir el revocatorio de Maduro o a Puente Llaguno para apoyarlo, otros tantos compraron comida
DALILA ITRIAGO 27 de octubre 2016 - 12:01 am
La comparación fue inevitable. Hace menos de dos meses, exactamente el 1° de septiembre, se llevó a cabo la Toma de Caracas: la protesta política más reciente que tuvo como propósito exigir el referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro. Ayer el recuerdo de ese jueves regresó de modo automático para contrastar cómo transcurrió la jornada en la capital de Venezuela en medio de dos concentraciones políticas antagónicas.
La movilidad fue anormal debido a la concentración en la autopista Francisco Fajardo. Si bien el transporte público y privado se desplazó con fluidez y no hubo tránsito a media mañana, 10 estaciones del Metro de Caracas estuvieron cerradas hasta las 4:57 de la tarde. Oficialmente la cuenta@metro_caracas explicó que la medida de bajar la santamaría en siete estaciones de la Línea 1 (Chacaíto, Chacao, Altamira, Miranda, Los Dos Caminos, Los Cortijos y La California), una en la Línea 2 (La Paz), otra en la Línea 3 (Ciudad Universitaria) y una en la Línea 5 (Bello Monte) se debió al resguardo de los usuarios, el personal y las instalaciones; resolución que fue recibida con sorna en las redes sociales.
Dos accesos a la ciudad fueron bloqueados. Hubo denuncias de gandolas atravesadas en el túnel de Guarenas y de un camión como a la deriva a la salida de Boquerón 2. Augusto Reina, que subía desde Maiquetía hasta La California para ir a trabajar en el turno de la tarde, llegó dos horas después a su oficina. Tuvo que esperar que habilitaran el canal que bajaba hacia Vargas en ambos sentidos para que la camionetica en la que iba pudiera ver literalmente la luz. “El rumor era que le habían robado las baterías al camión y por eso no se podía mover. ¡Qué casualidad!”, apuntó.
De resto, Caracas exhaló un aire atípicamente tranquilo. En una ciudad tan vertiginosa se respiró un poco de serenidad. El mercado de Quinta Crespo abrió. Vendedores y compradores ofertaron y demandaron de manera natural. A las afueras también estaban los bachaqueros de siempre ofreciendo la comida con sobreprecio, como ya también se ha vuelto habitual: “Arroz, arroz, arroz”; “Harina, harina, harina”, “Aceite, azúcar, café”, repetían como mantra los vendedores, sin mostrar la mercancía y con una camioneta de la PNB detrás.
“Más tarde voy pa' mi marcha, pero antes debo comprar la comida”, dijo María David. Había variedad de carnes en las vitrinas de las carnicerías, así como en las charcuterías, ventas de verduras, víveres y frutas. “Usted como que no viene mucho por aquí. Esto se llena más”, exclamó Yelitza Barrios, joven de 18 años de edad que a las 9:16 am vendía guayoyos a 100 bolívares.
Sorprendió la ausencia de militares armados y tanquetas en la calle, a diferencia de la Toma de Caracas cuando incluso el paso de Bello Monte hacia Plaza Venezuela fue bloqueado. Las vías estuvieron llenas pero de policías municipales, quienes en todo momento le dieron prioridad al peatón.
Los comercios del oeste y centro de la ciudad abrieron, aunque con pocos visitantes. En la esquina de Gato Negro, en la avenida Sucre de Catia, Héctor Flores cruzaba los dedos para vender algún mueble: “Pero dime cómo alguien que gana sueldo mínimo va a comprarse un colchón individual que cuesta 75.000 bolívares. Si es posible trabajaré hasta el mediodía y después me iré a marchar.”
Fue común ver colas de personas frente a entidades bancarias, cajeros automáticos y panaderías. Por El Calvario y los alrededores de Miraflores estuvo todo tranquilo a eso de las 9:35 am. Ni siquiera Alí Primera había comenzado a cantar, en las típicas cornetas de Puente Llaguno. Hubo grupos de personas frente a los ministerios de Relaciones Exteriores y de Finanzas. Todos de rojo, todos sonrientes. Hasta Chávez reía: el muñeco inflable con zapatos, pantalón negro y guayabera roja permaneció de pie y con el puño izquierdo levantado en Carmelitas, en medio de la avenida Urdaneta.
Después de las 10:00 am los libreros de la Fuerzas Armadas empezaron a vender sus ejemplares. Óscar Castillo compraba pan en Candelaria, un gran número de personas hacía cola en la plaza para sacar los antecedentes penales, otros compraban frutas y verduras y un poco más allá, en la fuente de Plaza Venezuela, una pareja se besaba y un hombre podaba las flores. Una “normalidad” que se percibió de la misma manera por los alrededores de Sabana Grande, Las Mercedes, Caurimare, El Cafetal e incluso Petare. Las imágenes recurrentes se resumen en dos símbolos: el pan y la bandera nacional. Pareciera que además de buscar el alimento, los caraqueños insistieron en caminar y ondear el tricolor para defender su libertad.
En los Valles del Tuy
-Habitantes de los Valles del Tuy denunciaron fallas en el transporte público. No hubo camionetas hacia el ferrocarril y los carros piratas querían cobrar 1.000 bolívares hasta Plaza Venezuela.
-Fue reforzado el puesto de control de la GNB en el antiguo peaje La Peñita, lo que congestionó la vía. Muchos conductores optaron por vías alternas como la carretera vieja de La Mariposa, donde también se obstaculizó el paso, por lo que se observaron largas colas en el sentido hacia Caracas. En Tazón otro puesto de control de la GNB obstruyó la circulación.
(El Nacional)
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Scene di vita quotidiana.